miércoles, 27 de enero de 2010

General de división dorado al horno sobre lecho de verduritas, una receta de Gabo


(...) y entonces se abrieron las cortinas y entró el egregio general de división Rodrigo de Aguilar en bandeja de plata puesto cuan largo fue sobre una guarnición de coliflores y laureles, macerado en especias, dorado al horno, aderezado con el uniforme de cinco almendras de oro de las ocasiones solemnes y las presillas del valor sin límites en la manga del medio brazo, catorce libras de medallas en el pecho y una ramita de perejil en la boca, listo para ser servido en banquete de compañeros por los destazadores oficiales ante la petrificación de horror de los invitados que presenciamos sin respirar la exquisita ceremonia del descuartizamiento y el reparto, y cuando hubo en cada plato una ración igual de ministro de la Defensa con relleno de piñones y hierbas de olor, él dio la orden de empezar, buen provecho señores.

Gabriel García Márquez, "El otoño del patriarca". Summa Literaria vol. 9, pág. 367 y 368. Editorial Seix Barral. Barcelona, 1985.

1 comentario:

RIODERRADEIRO (**) dijo...

El Millán Astray destronado.

Hoy, ¡por fin!, se ha acometido, una obra de piedad y misericordia con los ”paseados”, de/en A CORUÑA "et d´ailleurs".

La Corporación Municipal de esa ciudad, con la significativa excepción PePera que, una vez más, expresa su naturaleza y cuál es la auténtica savia que circula por los intersticios de su cuerpo físico y moral; el bipartito - digo - cogió el toro por los cuernos y lo expulsó de una plaza que, desde hace tiempo, no le pertenecía. A los de la gaviotas, herederos, al parecer gustosos, del hidalgo legado de aquellos despiadados represores, no les pareció bien que a la estatua del deforme fantasma de ”¡viva la muerte!” se lo llevaran a descansar plácidamente a un garaje. Más de un espadón lo despedía, como entonces, a mano alzada. El teatro hispano precisa de heroicos gestos, y de panderetas.

Los enguantados de manos impolutas jamás se rinden. La historia, para no contaminar sus pulmones, sólo la leen de esa guisa y con mascarilla. Son muy buenos cristianos. Esta gente va a misa.

El sociata de PVC, ajeno a la pelea, se ha ido a rezar al Vaticano.
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