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miércoles, 12 de agosto de 2009

La muerte y el futbolista


El extraño fallecimiento de Dani Jarque, futbolista profesional adscrito al RCD Español de Barcelona, ha devuelto a las portadas las "muertes súbitas" de estos deportistas de élite, que en los últimos años menudean un poco por todas partes pero que vienen sucediendo de modo significativo en España desde el año 2000. La más sonada hasta ahora había sido la del jugador del Sevilla FC Antonio Puerta, muerto como consecuencia de una cadena de paros cardíacos sufridos mientras disputaba un encuentro con su equipo, que continuó hasta su fallecimiento horas después, cuando ya había sido ingresado en un hospital. Nada se pudo hacer por salvar su vida. Puerta fue enterrado sin practicarle la autopsia y en medio de sospechas generalizadas -rápidamente silenciadas por los propios medios especializados-, respecto a la "papilla" que los jugadores sevillistas debían consumir durante los descansos de los partidos por prescripción de los servicios técnicos del club, y que dejó de suministrárseles tras la muerte de Puerta.

El jugador españolista Dani Jarque, de 26 años, falleció en la habitación del hotel italiano en el que se concentraba su equipo antes de jugar unos partidos en el país transalpino. Cuando murió, Jarque estaba reposando y charlando tranquilamente por teléfono con su compañera, es decir, no se encontraba realizando un esfuerzo violento en condiciones extremas de calor, por ejemplo. Jarque ha muerto en los inicios de la temporada, cuando se supone que las plantillas de los grandes clubs son sometidas a intensos controles médicos. Se alude ahora a una "malformación congénita" como origen de la causa de su fallecimiento, problema que como en el caso de Antonio Puerta jamás le fue detectado antes. En resumen, hombres jóvenes, sanos, deportistas controlados médicamente hasta en los detalles más nimios por sus respectivos clubs, mueren de modo repentino y nadie es capaz de ofrecer una explicación convincente.

Un dato del que ya se habló en los medios cuando falleció Puerta: el fútbol español goza del privilegio de ser el único deporte del país cuyos profesionales no han de pasar revisiones médicas en el Consejo Superior de Deportes, siendo los clubs que les tienen en plantilla quienes presentan ante ése organismo los informes médicos que preparan sus propios servicios. Y un hecho: a pesar de la cantidad de profesionales del ciclismo a los que se ha detectado dopaje planificado en España en los últimos años -hay numerosas actuaciones judiciales en marcha por ese motivo-, no ha habido hasta el momento un solo fallecimiento entre los afectados, al menos que se haya producido del modo en que se están dando en los últimos años en el supuestamente inmaculado fútbol español.

En el caso de Jarque llama la atención el despliegue habido para conseguir la repatriación del cuerpo, forzando incluso la legislación italiana en lo que hace a la realización de autopsias; según la prensa de hoy han intervenido hasta cuatro ministerios españoles, para conseguir liquidar en 24 horas lo que la ley italiana fija que debe hacerse en un plazo de tres días. Tantas han sido las prisas, que según informó la Cadena Ser el martes 10 de agosto -lo dijeron una sola vez, luego no volvió a emitirse- durante la autopsia no se le realizaron al cadáver un conjunto de pruebas analíticas. De todos modos, a estas horas siguen sin publicarse los resultados de la autopsia y no parece arriesgado suponer que no se publicarán jamás, al menos de modo completo. Cabe preguntarse finalmente por qué en Italia -y en cualquier país civilizado-existe el imperativo legal de hacerle la autopsia a un fallecido por muerte súbita, en tanto en España se enterró a Antonio Puerta sin practicársela sólo porque ése era supuestamente el deseo de sus familiares.

martes, 28 de agosto de 2007

Caso Puerta: rigor investigador también con el fútbol profesional


A mí las "muertes súbitas" en deportistas de élite no me convencen. Esa explicación me parece casi una apelación a la magia o al antiguo "Dios lo ha querido así".

Un hombre joven, deportista de élite, sin lesiones congénitas (de otro modo no hubiera podido seguir una carrera profesional de alto nivel en el fútbol), no puede morir de repente en mitad de un partido sin una causa clara que explique el fatal desenlace. ¡La que se habría organizado si el muerto hubiera sido ciclista profesional!.

Debería abrirse una investigación médica independiente y ajena al Sevilla, a la Liga de Fútbol Profesional y a la Federación Española de Fútbol, que estudiara sin presiones la muerte de este muchacho.