
A mí las "muertes súbitas" en deportistas de élite no me convencen. Esa explicación me parece casi una apelación a la magia o al antiguo "Dios lo ha querido así".
Un hombre joven, deportista de élite, sin lesiones congénitas (de otro modo no hubiera podido seguir una carrera profesional de alto nivel en el fútbol), no puede morir de repente en mitad de un partido sin una causa clara que explique el fatal desenlace. ¡La que se habría organizado si el muerto hubiera sido ciclista profesional!.
Debería abrirse una investigación médica independiente y ajena al Sevilla, a la Liga de Fútbol Profesional y a la Federación Española de Fútbol, que estudiara sin presiones la muerte de este muchacho.