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domingo, 12 de diciembre de 2010

Operación Galgo: la corrupción reina en el deporte profesional español



La llamada Operación Galgo ha desvelado un nuevo secreto a voces: que la mayoría de metas alcanzadas por el deporte profesional español, en este caso el atletismo, se han logrado mediante trampas. El atletismo español se nos está manifestando como un pudridero en el que médicos, entrenadores y atletas planifican, usan y trafican con substancias dopantes a tutiplén.

Un manifiesto firmado por sesenta atletas se felicita por las detenciones de implicados -entre ellas, las de la vicepresidenta de la Federación Española de Atletismo y atleta estrella del equipo femenino, Marta Domínguez-, y dice cosas espeluznantes como que "desde hace 30 años años los implicados han gozado de impunidad desesperante" (sic). Efectivamente, así ha sido. Aquí no se está hablando de que tal o cual atleta español se haya dopado solo o con ayuda de su preparador, sino de que de un modo organizado, a través de una red manejada por el médico de confianza de la Federación, Eufemiano Fuentes (el mismo que ya apareció en 2006 -Operación Puerto- como máximo responsable del dopaje en el ciclismo español) y el preparador mimado por ése mismo organismo, Manuel Pascua (quien desde hace tres décadas ha dirigido a la inmensa mayoría de atletas españoles que han conseguido medallas en competiciones internacionales), se trafica y se consumen estupefacientes dopantes, al punto de que a Domínguez y compañía se les han encontrado cuentas en paraísos fiscales donde escondían sus beneficios e incluso blanqueaban dinero de otros orígenes. Todo presuntamente, faltaría más.

Fue a raíz de las Olimpíadas de Barcelona cuando el atletismo español explotó en las pistas internacionales, comenzando una cosecha de triunfos que siempre despertó recelos fuera de España. Y con razón. Pero no fue sólo el atletismo. En los años finales de los ochenta y primeros noventa del pasado siglo, con el derrumbe de los regímenes comunistas europeos, las disciplinas deportivas españolas de alta competición comenzaron a importar de Europa del Este el personal técnico y métodos de preparación que habían logrado crear de la nada potencias deportivas como la RDA o la propia URSS, gracias al dopaje masivo y planificado de sus atletas. Eufemiano Fuentes y Manuel Pascua han estado detrás de ese "milagro a la española" de pacotilla, inducido por el dinero a espuertas desde luego, pero también y quizá sobre todo, por el afán de obtener triunfos que permitieran sacar pecho a un país eternamente acomplejado por sus fracasos deportivos.

Es imposible que todo eso haya pasado sin que los responsables políticos del deporte español tuvieran noticia de que los triunfos obtenidos se cimentaban en el consumo planificado de estupefacientes por parte de buena parte de sus campeones. Los mismos atletas "limpios" hablan del clima casi exhibicionista, sin disimulos, con el que actuaban los tramposos en las pistas de entrenamiento y en centros como la Residencia Blume de Madrid. Es imposible que Odriozola, el eterno presidente de la Federación de Atletismo, y que Jaime Lissavetzky, el siniestro "boss" político del deporte profesional español, no hayan conocido nada de lo que estaba pasando; ambos se han hinchado a abrazar y fotografiarse con atletas, ciclistas y especialistas en otros deportes que han ganado sus pruebas dopados; ambos viven inmersos día a día en el mundo del deporte profesional español. Ellos, los responsables políticos, y también los medios de comunicación, la llamada "prensa deportiva", son los mayores responsables de esta corrupción generalizada, pues su continua presión sobre los profesionales reclamándoles triunfos "para España" (esa sed insaciable de medallas con las que justificar sus cargos unos y mantener sus ventas y audiencias los otros), han empujado a estos desgraciados a renunciar a su dignidad como personas y en algunos casos también a su salud, comprometida por las drogas usadas. Un atleta gallego expresaba ayer en El País su temor a que la operación de limpieza emprendida sea parada en seco cuando llegue a determinada altura. Ciertamente, mientras no rueden las cabezas de los políticastros que por activa o por pasiva han permitido este sindiós, no habrá garantía de regeneración.

En todo caso, sería de tontos pensar que todo ese tinglado se detiene en deportes como el atletismo y el ciclismo existiendo el fútbol, el espectáculo de masas por antonomasia, que genera ingresos económicos probablemente superiores a la suma de todos los demás. juntos. Hace pocos años el diario le Monde denunció en portada que clubs españoles de primera fila, citando por sus nombres al FC Barcelona, Real Madrid y Real Betis entre otros, dopaban de modo planificado a sus futbolistas en función de la temporada que debían afrontar. Los clubs aludidos amenazaron a Le Monde con juicios por atentar contra su "honor" en los que pedirían indemnizaciones que acabarían con el diario francés; en realidad se guardaron mucho de recurrir a la vía penal, y las aguas se aquietaron pronto. Curiosamente, pocos meses después de aquella denuncia quienes integraban entonces el cuerpo médico y el de preparadores físicos del FC Barcelona se retiraron casi a una. Eso sí, Le Monde dejó de referirse al tema; los intereses en juego eran demasiado grandes, y es obvio que les hicieron callar.

Queda sin embargo un sinfín de testimonios y hechos, como esas muertes súbitas de futbolistas y otros profesionales del espectáculo deportivo -ocurridas desde hace medio siglo, y no sólo en España- que dejan perplejo a cualquiera... que quiera cerrar los ojos a la evidencia

Quizá la Operación Galgo sea un primer peldaño para acabar con todo eso. Si permiten que llegue a buen puerto, claro está.

En la fotografía que ilustra el post, Jaime Lissavetzky acompañado de otro personaje cuestionado desde hace años, Àngel María Villar, el capo de la federación Española de Fútbol.

sábado, 5 de septiembre de 2009

El paseo ciclista de Rajoy


Pasen y vean, señoras y señores.

En el coche oficial del director de la Vuelta ciclista a España, subidos prácticamente al anuncio publicitario de una de las empresas patrocinadoras de la carrera ciclista, aparecen Mariano Rajoy y Jorge Moragas, dos primeras figuras del Partido Popular. Observen los gestos de losprotagonistas, directamente sacados de los filmets publicitarios de las campañas electorales yanquis: apuntan con el dedo, sonríen con la boca abierta hasta las orejas, simulan un entusiasmo desbordante... Véanlos despechugados, la camisa al viento, tras modernas gafas de sol que a ellos, siempre tan rancios, les sientan como a un santo dos pistolas. ¡Lo que hay que hacer por un puñado de votos!, parece estar pensando Rajoy.

¿Cuánto habrá pagado el PP por esa invitación para subir al coche? En El País de hoy se explica cómo el presidente del FC Barcelona Joan Laporta o la cantante Chenoa cobraron 12.000 euros por ser entrevistados en medios informativos oficiales mallorquines, en los tiempos en que presidía la Comunidad autónoma balear el "padrone" Jaume Matas. No fueron los únicos, obviamente, que cobraron por salir en medios audivisuales y publicaciones impresas vinculadas al PP mallorquín, en un intento de "prestigiar" la imagen de ese partido y de quienes se lucraban a través de él. Y en fin, de Aznar sabemos que compró con dinero público el dar conferencias en la universidad de Georgetown, y que su equipo de imagen pactó y pagó previamente las entrevistas en las que apareció en diversos medios latinoamericanos durante su última gira por aquél contienente.

¿Cúanto ha pagado el PP por esa imagen de Rajoy, que intenta torpemente chupar cámara en un acontecimiento deportivo y social como es la Vuelta Ciclista a España? Y sobre todo ¿de dónde ha salido el dinero para comprar ese "espacio publicitario"?

En definitiva, descabezada la trama Gürtel ¿qué nueva trama alimenta la imagen y los bolsillos de esta gente?.