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lunes, 12 de julio de 2010

Apostillas a un fin de semana de glorias nacionales, realizadas por un traidor a dos patrias


1. Las calles del centro de Barcelona se han llenado estos días de banderas nacionales y del Estado. Sólo en un caso, en un edificio de un barrio periférico, he visto a una y a otra juntas compartiendo un mismo balcón.

2. En los barrios periféricos de Barcelona, sin embargo, ha habido una llamativa escasez de banderas "de uno u otro signo". Tampoco los bares aparecían atestados los dias de fútbol, e incluso se veía bastante gente paseando por la calle ajena a los acontecimientos ideológico-político-deportivos del fin de semana. Parece que las clases trabajadoras de esta ciudad tienen cosas más urgentes en qué pensar.

3. Quienes se han tirado a la calle en Barcelona y en toda España para celebrar los éxitos de la selección española de fútbol eran en su gran mayoría chicos y chicas muy jóvenes, inflados por un sorprendente (por novedoso) y confuso patriotismo español. Acaban de descubrir un juguete entretenido, y sobre todo, el que como masa su fuerza resulta imparable en la calle. A estas horas alguien habrá tomado nota de todo esto a fin de usarlo en provecho propio.

4. Por contra, quienes se manifestaron el sábado por las calles del Eixample barcelonés en defensa del Estatut y de la propia dignidad como pueblo, eran muy mayoritariamente gente de mediana edad ya metidos en la madurez. Por razones de edad y de cansancio histórico, esta es quizás su penúltima batalla.

5. En la manifestación barcelonesa abundaban los castellanoparlantes y no era raros los emigrantes de todos los colores de la especie humana. Alguien ahí afuera no está entendiendo absolutamente nada de lo que pasa en Catalunya, y sus patéticos representantes políticos y mediáticos que viven entre nosotros no les aclaran las cosas.

6. Mucha gente en Barcelona salió el sábado a la calle con una bandera independentista catalana en la mano sólo por joder, porque saben que es lo que más molesta al establishment madrileño, sea éste carca o "progresista". La mayoría de ellos sin embargo jamás la colgarían en el balcón de su casa. Pero por favor, que el Madrid oficial no se fíe mucho de esto; las cosas son así hoy, pero todo está evolucionando muy deprisa.

7. Un grupo de tertulianos de Intereconomía TV comentan las imágenes en directo de la alegría de los jugadores españoles al acabar la final del Mundial de fútbol. De repente comienzan a aullar descalificaciones e insultos, al ver que dos jugadores catalanes "han osado" sacar una senyera catalana y corren con ella por el césped. Definitivamente, los niveles de estupidez separadora que dominan a la extrema derecha mediática española son altamente tóxicos.

8. Los de TV3 (televisión autonómica catalana) tuvieron la garrula idea de preguntar a los manifestantes proEstatut íntegro si querían que el domingo ganara España u Holanda. Naturalmente el resultado fue abrumador a favor de Holanda, aunque probablemente una buena parte de esa misma gente al día siguiente vibró con el gol de Iniesta y se sintió satisfecha con el resultado cuando el árbitro pitó el final. Ocurre que a TV3 le cae como un guante el comentario del último párrafo del epígrafe anterior, sólo con cambiar "extrema derecha mediática española" por "extrema derecha mediática catalana".

9. Los políticos catalanes de todos los colores están sobrecogidos. Enormes masas humanas se han lanzado estos dos días pasados a la calle por motivos aparentemente contradictorios, y lo han hecho en cantidades que jamás se hubiera soñado a estas alturas de la película de la democracia española. Seguro que andan todos estudiando los modos más seguros de subirse a la cresta de la ola sin ser arrastrados por ella. Pero la ola, quizá tsunami en unos meses, se va a tragar a unos cuantos de ellos este próximo otoño.

10. En un sólo fin de semana se han liberado fuerzas en Catalunya y en toda España que en este momento nadie controla. No es todavía una emergencia, ni mucho menos, pero visto como está el entorno europeo éste es el peor momento desde 1945 para substituir la política por los sentimientos y el raciocinio por la testosterona.

Para acabar una frase del filósofo y analista político catalán Josep Ramoneda: "¿Catalunya? ¿España? nadie me presentó a esas señoras."

En la imagen que ilustra el post, Carles Puyol y Xavi Hernàndez, jugadores catalanes de la selección española de fútbol, alzan la Copa mientras sostienen una "senyera", la bandera nacional catalana.

sábado, 10 de julio de 2010

La derecha española empuja a Catalunya hacia la independencia



Nunca nadie a excepción del dictador Francisco Franco, ha hecho tanto por el independentismo catalán como el conglomerado político, mediático y judicial que forma la derecha española actual, heredera directa del franquismo "puesto al día", el mismo que en estos años ha pasado sin solución de continuidad de la "camisa vieja" falangista, la pistola al cinto y el "No" a la Constitución de 1978 a los trajes de marca, las corbatas en tonos pastel y la canonización de un texto que antes combatían y que ahora les sirve para apuntalar su hegemonía social y económica.

Ignorante, arrogante, prepotente, de un nacionalismo españolista fanático y obtuso, y por encima de todo franquista hasta la médula y más allá, la derecha española empuja a Catalunya en una dirección que hasta ahora sólo una minoría deseaba: la independencia. Gracias a cacicadas como la sentencia emitida por el impresentable, incompetente y partidista Tribunal Constitucional español, cada vez son más los catalanes partidarios de la independencia que nunca fueron nacionalistas, cada más hay más castellanoparlantes que viven en este país que piensan que España no tiene arreglo y mejor soltar amarras, y cada vez son más los inmigrantes convencidos de que el Estado español está en manos de la misma gentuza que les forzó a salir de su tierra natal y buscar nuevos horizontes para ellos y para sus hijos.

La de hoy es ya, una jornada de derrota para toda esa escoria reaccionaria y meapilas, soñadora de un ridículo imperio afortunadamente fenecido hace siglos. De nuevo y al igual que en 1977, defender en la calle el Estatut de Autonomia de Catalunya es defender la democracia española y la continuidad misma del Estado español.

En la imagen que ilustra el post, policías antidisturbios (los tristemente famosos "grises" de la dictadura fascista) a las órdenes del entonces ministro de Gobernación, Manuel Fraga iribarne, (fundador del Partido Popular y presidente honorario de esa formación política), apalean a manifestantes en Barcelona durante las movilizaciones de l'Assamblea de Catalunya de febrero de 1976, conovocadas bajo el lema: "LLIBERTAT, AMNISTIA I ESTATUT D'AUTONOMIA!".

miércoles, 30 de junio de 2010

El Tribunal Constitucional bendice a los enemigos de España



Finalmente el Tribunal Constitucional (TC) parió la sentencia sobre el Estatut de Catalunya, alabados sean los dioses. Al parecer el altísimo tribunal resolvió en una sesión de dos horas lo que en los cuatro años anteriores no había podido decidir. Y es que había que aprovechar la "ventana" de tiempo, ahora o nunca, de modo que la llegada del verano y las vacaciones y el desarrollo del Mundial de fútbol adormecieran las reacciones de los partidos y la ciudadanía catalanes, evitando que de seguir con la sentencia pendiente las elecciones autonómicas catalanas de otoño se convirtieran en una batalla segura en torno al TC, su función verdadera y la manera en que actúa (o mejor, no actúa) en defensa de muy concretos intereses políticos.

Finalmente María Emilia Casas, la presidenta del TC, pudo cumplir con el encargo recibido: sacar adelante como fuera una sentencia que satisfaciera ideológicamente a los impulsores del recurso de inconstitucionalidad y a sus apoyos en todo el espectro político. Ocurre que para salvaguardar esta directriz básica, el TC ha tenido que dar a luz un disparate jurídico que da vergüenza ajena conocer. Veamos algunos ejemplos de su contenido.

Una de las batallas fundamentales se daba en torno a una obviedad, la definición de Catalunya como "nación", enunciada en el preámbulo del texto. Dicen los presuntos expertos del TC en su sentencia que tal definición carece de "eficacia jurídica". Obvio, por eso va en el preámbulo. Y es que el concepto "nación" es una construcción ideológica y no un bien objetivable jurídicamente, como puede serlo el acceso de los niños a la educación o la existencia de cementerios municipales, por ejemplo. Del mismo modo carecen de "eficacia jurídica" construcciones ideológicas como la "indisoluble unidad de España", la presunta existencia de una "nación española" y otras declaraciones por el estilo que sin embargo salpican la Constitución española. En todo caso resulta evidente que si entre los componentes de la formación económico-social a la que llamamos "España", hay alguna parte a la que podamos llamar "nación", si es que este concepto significa realmente algo, es Catalunya. Negarlo es una opción política respetable en todo caso, pero no una opción jurídica válida si de modo simultáneo no se descalifican otras "naciones" cuya existencia es al menos tan cuestionable como la catalana.

Un asunto que mueve directamente a la hilaridad es el que los circunspectos miembros del TC nieguen ahora la posibilidad de que en Catalunya funcione un Defensor del Pueblo propio, llamado aquí Síndic de Greuges. Resulta que esta figura existe y funciona sin problemas desde que quedó incorporada en el Estatuto de 1979 (la persona que ejerce el cargo es elegida mediante consenso por el Parlament de Catalunya). Lo más divertido del caso es que la práctica totalidad de las comunidades autónomas españolas tienen bajo diversas denominaciones y desde hace años Defensor del Pueblo propio, figura que incluyeron en sus respectivos estatutos a imitación del catalán, incluidas autonomías tan poco sospechosas de estar gobernadas por rojo-separatistas como Madrid o Valencia. Se supone que los miembros del TC lo saben. Entonces ¿a qué viene esta discriminación contra la autonomía catalana?.

Ya en el capítulo del voluntarismo ideológico puro y duro (e ineficaz, por ser materialmente imposible la erradicación que se proponen), el TC pretende cercenar el uso del catalán como lengua vehicular en la educación y las Administraciones públicas catalanas. El conflicto en este punto es obviamente político, y responde a los intereses electorales del Partido Popular (PP) y de sectores del PSOE, interesados en "vender" en el resto de España que el Estado ata corto a los catalanes y sus veleidades de usar su propia lengua en los principales ámbitos de socialización en esa comunidad. El palo a los catalanes da votos en España, y aunque esta parte de la sentencia sea una fantasmada que nada cambiará, tras la sentencia hay políticos y no sólo del PP que ven confirmada la utilidad de la catalanofobia ante electores inmersos en prejuicios y miedos atávicos e irracionales.

En definitiva el TC ha servido un plato precocinado a gusto de políticos que unos por carecer por completo de escrúpulos y otros por resultar timoratos hasta la exasperación, han acabado haciendo un pan como unas hostias con un texto legal que no sólo había sido refrendado políticamente y en las urnas por el Parlament y el pueblo catalán, sino que en su día fue aprobado por las Cortes Españolas, órgano de soberanía popular de esa "nación" española a la que apelan. En suma, el TC y sus inspiradores se pasan por el arco del triunfo a esa misma presunta nación a la que apelan y dicen defender.

El pacto entre Catalunya y España está en el alero, al haber prevalecido los intereses de los verdaderos enemigos de la unidad del Estado español. Los irresponsables que han hecho posible esta situación se están frotando las manos ante el capazo de votos a cosechar en breve.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Quitad vuestras sucias manos del Estatut


El editorial conjunto que publican hoy 12 periódicos catalanes constituye la iniciativa más contundente llevada a cabo por la sociedad catalana ante el recrudecimiento de la ofensiva reaccionaria españolera contra el nuevo Estatut emanado de dos parlamentos -el catalán y el español-, órganos depositarios de la soberanía popular, y refrendado en referéndum por la ciudadanía catalana.

El abanico de periódicos incluye desde el prosocialista El Periódico de Catalunya al independentista El Punt, pasando por el proconvergente AVUI y hasta el derechista La Vanguardia, generalmente bien sintonizado con los sectores menos cavernarios del Partido Popular (PP). Al manifiesto además se han adherido las cadenas de radio COM Ràdio (proizquierda), Catalunya Ràdio (pública catalana) y RAC (pronacionalista catalana).

El texto, ponderado, muy medido y por una vez bien escrito, insiste en lo que ya es sabido: no es posible que un órgano judicial pretenda substituir la voluntad política de la ciudadanía, ciscándose directamente en la soberanía popular y en sus órganos de representación. El Estatut guste o no guste representa la expresión plural de España, su misma viabilidad como proyecto común, y en su condición de pacto entre los catalanes y el Estado marca nuestro modo y manera de estar y participar en esa apuesta colectiva que es la construcción de un Estado en el que quepamos todos, iguales en la diversidad y en el reconocimiento mutuo. Intentar imponer por la fuerza leguleya una uniformidad que además resulta insoportablemente casticista es, simplemente, un atentado directo a la unidad del Estado español, en la medida que representa la promoción más idiota del independentismo en Catalunya y en otros territorios.

Pero es que además el actual Tribunal Cosntitucional (TC) es un órgano que por múltiples razones debería abstenerse de meter sus sucias zarpas en este tema, delicadamente político. Este TC carece de legitimidad para dictaminar no ya sobre el Estatut catalán sino sobre cualquier ley que tenga pendiente, dado que su actual composición es manifiestamente ilegal, en la medida en que el mandato de la mayoría de sus miembros está caducado, y por tanto están ocupando un lugar que no les pertenece.

El TC es además un órgano carente de representatividad alguna, pues sus componentes no son más que meras correas de transmisión de los partidos políticos que les han colocado en el puesto, a los que se deben y a quiene sirven con dedicación. De todos modos, y habida cuenta de la amplia mayoría que los sectores más carcas de la sociedad española tienen desde tiempos inmemoriales en los órganos judiciales y asimilados, y la estupidez supina que practica el gobierno Zapatero a la hora de nombrar aquellos cargos que le corresponde designar en esos aparatos del Estado, el hecho de que el Partido Popular use el Tribunal Constitucional como vertedero en el que hacer embarrancar y dejar pudrirse las leyes que no le gustan a la derecha reaccionaria española, es simplemente una consecuencia lógica y esperable.

Pero es que además unos señores que llevan cuatro años para dictaminar sobre un texto legal cuya extensión y complejidad tampoco es que sea la del Código Penal napoleónico, demuestran que profesionalmente o bien carecen de cualificación para ejercer su trabajo (cosa que tampoco sería demasiado sorprendente) o que son unos vagos de tomo y lomo (lo que tampoco debería extrañar demasiado en esos personajes) .

Si los actuales miembros del TC tuvieran un átomo de decencia política y de la otra, deberían dimitir inmediatamente de sus cargos. Mantenerse en la poltrona contra viento y marea a pesar de ocupar una posición tan desairada como la que ostentan todos ellos en estos momentos, da la verdadera medida de la calidad humana, política y profesional de estas señorías tan poco señoriales. La prensa catalana acaba de dejarles en evidencia a ellos y a sus amos de la caverna española, esa que por cierto y desgraciadamente no acampa sólo en el PP.

La caricatura que ilustra el post fue publicada por el Diario de Burgos el 20 de septiembre pasado.