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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Evo Morales la emprende a porrazos con la Pachamama



El editorial de El País de hoy despacha con contundencia el feo asunto de la represión de indígenas a manos de la policía al servicio del Gobierno de Evo Morales, el mestizo populista que maneja Bolivia a su antojo. El texto del diario madrileño lleva por título "Llora la Pachamama", ahí es nada.

La Pachamama es el nombre que los indígenas americanos de raíz incaica dan a la Tierra, que para ellos es mucho más que el globo físico sobre el que habitamos; para los indígenas la Tierra es la Madre, y como puede imaginarse tocarles la madre es buscarse problemas con ellos. Se supone que estas cosas las conoce a la perfección un mestizo que dice ser indígena -mentira primigenia del señor Morales- y representar sus intereses, así que algo muy importante tiene que haber detrás para que Evo Morales decidiera en su momento tirar para adelante y enviar a los antidisturbios a zurrar a sus  votantes en defensa de un faraónico proyecto: la construcción de una carretera transcontinental cuyo trazado arruina una reserva natural que, para mayor inri, es territorio indígena legalmente reconocido por el Estado boliviano. 


La clave reside según explica El País en que entre los "hermanos" indígenas bolivianos -dos tercios de la población boliviana- también hay clases y diferencias, de modo que quienes controlan la política en Bolivia (la economía sigue en manos de los criollos blancos) pertenecen a las etnias quechua (los antiguos señores incas) y aymará (sus criados en tiempos precolombinos), y los perjudicados por la carretera en obras son amazónicos, el último escalón social en la pirámide del poder indígena. ¿Se habían creído ustedes el cuento de que los indígenas americanos son todos iguales, y que antes de la llegada de los españoles vivían felices practicando el "comunismo primitivo"? Pues ya ven que ésa es otra milonga criolla.

La carretera origen del conflicto unirá Brasil y Perú, y su paso por Bolivia seguramente dará un impulso grande a los dos pilares de la economía del país andino: el narcotráfico y la extracción petrolera. Quienes más insisten en Bolivia en apoyar la apuesta que representa la construcción de la carretera son, por cierto, precisamente los indígenas de la zona cocalera, de la que fue líder Morales y donde sigue teniendo muchos seguidores. Finalmente, los choques violentos entre indígenas amazónicos y policías antidisturbios enviados por el Gobierno de La Paz han desnudado a Morales delante de mucha gente, incluidos los indígenas y no sólo en Bolivia. Su verborrea acerca de los "Estados depredadores" que "violan la Pachamama" se ha vuelto en contra suya, y muchos se preguntan ya cuánto se llevan en comisiones el presidente boliviano y su entorno en este caso, que empieza a apestar a corrupción política en el más viejo estilo bananero.

De momento en Bolivia se ha abierto un compás de espera, confiando probablemente en que el tiempo alivie el escozor de ver a los "compañeros policías", en su inmensa mayoría mestizos e indígenas, moliendo a palos a otros indígenas por oponerse estos a la voluntad de Evo Morales y a los intereses que impulsan la carretera. Pero como recuerda el periódico español Brasil financia la obra y tiene prisa, pues necesita esa ruta para mejor articular su expansión económica en el continente sudamericano. En consecuencia, a Morales le explotan las contradicciones y se ve urgido a actuar en función del calibre de sus compromisos, que debe ser grande vistos los recursos empleados para acallar las protestas.

Veremos si el recurso a la porra y los tiros es del agrado de la Pachamama, o si tales excesos comienzan a pasarle factura al megalómano "bolivariano" aliado de Chávez.

En la fotografía que ilustra el post los antidisturbios bolivianos golpean salvajemente a un manifestante durante las protestas, en las que ha muerto un bebé y se contabilizan 37 personas desaparecidas.

jueves, 13 de noviembre de 2008

La desigualdad social mata, también en España


Un artículo de El País de hoy refiere con lujo de detalles un hecho de sobras conocido aunque poco divulgado: que la clase social a la que se pertenece condiciona de modo básico la salud de cada cual y hasta la propia superviviencia.

Dice el diario que "los estudios desvelan graves contrastes en esperanza de vida en una misma ciudad" según sea el entorno en el que se se viva. Añade que además de tener en cuenta los estilos de vida y hábitos en cuanto a dieta, ejercicio y consumo de tabaco, alcohol y otras substancias, "el lugar que cada cual ocupa en la jerarquía social afecta a sus condiciones de crecimiento, aprendizaje, vida, trabajo y envejecimiento, a su vulnerabilidad ante la mala salud y a las consecuencias de la enfermedad", según afirma el informe realizado por la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud de la OMS.

La cosa tiene difícil remedio, al menos en el marco del sistema capitalista en el que vivimos. "Mientras un 90% de la población tenga que vivir con menos de dos euros al día, en tanto las necesidades mínimas pendan de un hilo, la capacidad individual para escoger un estilo de vida saludable es nula", aseguran los expertos.

Pero no se trata sólo de los países pobres. Según el informe de la Comisión "en los países ricos, tener pocos ingresos significa tener un menor acceso a la educación, ocio, sufrir desempleo, inseguridad laboral, peores condiciones de trabajo y habitar en barrios menos seguros". Y cita a continuación un ejemplo que pone los pelos de punta: "un niño que nazca en el barrio de Calton, un suburbio de Glasgow (Escocia) tiene una esperanza de vida de 54 años, 28 años menos que otro que nazca en Lenzie, otro barrio situado a tan sólo 13 kilómetros de distancia, donde la vida media es de 82 años". Alucinante.

En España las cifras resultan asimismo escandalosas. En Barcelona, un niño nacido en Ciutat Vella, el barrio de renta más baja y con mayor concentración de inmigrantes, tiene una esperanza de vida cinco años inferior a otro nacido en el "acomodado Eixample"(sic). En Madrid ocurre otro tanto: la esperanza de vida en un niño nacido en Vallecas, el distrito más pobre de la ciudad, es cuatro años inferior a la de otro nacido en el barrio de Salamanca, el de mayor renta.

Más datos referidos a España. Casi un tercio de los trabajadores no cualificados vive con contratos temporales o simplemente carece de contrato; el 12% de ellos presenta problemas psíquicos, además de padecer en mayor grado toda clase de patologías físicas. Por lo que hace al consumo de tabaco, uno de los hábitos más perjudiciales según los médicos, fuma el 39% de los hombres con menores ingresos, en tanto sólo lo hace el 24% de los hombres de mayor renta.

En resumen, ser pobre, tener un trabajo precario y vivir en un barrio de clase obrera, mata. Así de claro y directo.