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miércoles, 3 de septiembre de 2008

Aznar y Palin: La derecha hipócrita


Al pobre John McCain su partido le ha impuesto como candidata a vicepresidenta a Sarah Palin, una señora de 47 años y pasado de miss regordeta con principios cristianos -o al menos eso nos explicaron aún no hace una semana-, que últimamente ejercía como gobernadora de Alaska tras haber sido previamente alcaldesa de un pueblo de 9.000 habitantes. Otra carrera meteórica pues, máxime teniendo en cuenta que hasta sus más fervorosos partidarios la consideran persona de pocas luces.

Eso sí, la señora Palin llegó a la nominación republicana con un impecable bagaje ideólogico: está en contra del aborto y de los homosexuales, liquidó la educación sexual en las escuelas de Alaska, defiende el creacionismo más infantil, le encantan las armas (es una verdadera "gunwoman"), se ha pronunciado repetidamente por abrir los parques naturales nacionales de su Estado a la extracción de gas y petróleo, y en fin, está felizmente casada y tiene un puñadito de hijos guapos y sonrientes. Y como es mujer -lo que en la política actual ya se considera un valor en sí mismo-, se le suponía el antídoto neocon al tirón de Hillary Clinton entre las féminas. Total, una joya.

Y efectivamente, la tal Sarah Palin ha resultado una verdadera joya. Aún no acababa de ser nominada para aspirar a la vicepresidencia, cuando un rumor sacudió las redacciones de los mass media norteamericanos: el hijo menor de la Palin podría ser en realidad, su nieto. Cuando la olla hervía a todo vapor en las redacciones ante semejante revelación de alguna "garganta profunda" no lejana a la Palin, llega el segundo escándalo, éste confirmado por la propia interesada en un esfuerzo desesperado por atajar la ola: la hija mayor de Palin, una chica de 17 años, está embarazada ¿de su primer o del segundo hijo?. Los abuelos dicen que es el primero, que se casará con el papá y que todos serán muy felices juntos.

Pero la "fiesta Palin" no ha hecho más que empezar. Resulta que la señora Palin hace apenas dos años militaba en un partido que reclama la independencia de Alaska con objeto de una vez lograda, lanzarse a la explotación de los recursos energéticos encerrados en parques nacionales hoy protegidos por las leyes federales. Más: la señora Palin tiene un proceso en puertas porque durante su mandato como gobernadora despidió al Secretario de Seguridad de Alaska (jefe de la policía del Estado), porque éste se había negado a despedir a un policía a sus órdenes que acababa de divorciarse de la hermana de la gobernadora Palin. Más: sobre la ex gobernadora Palin empiezan a llover acusaciones de tráfico de influencias, cohecho y corrupción. Y en fin, su marido, el otro pilar de esta familia cristiana y ejemplar, ha sido detenido en algunas ocasiones por conducir borracho y enfrentarse a los policías que le interceptaron.

Ciertamente, cuando se ha cimentado una carrera política en el exhibicionismo de las supuestas convicciones religiosas que uno dice atesorar, y en la propaganda de unos no menos supuestos valores morales que se pregonan como obligatorios para todos pero que quien los propone no respeta, lo menos que merece una (o uno) es recibir todo el desprecio de sus conciudadanos, amén de ser obligada a responder por los delitos y trapacerías cometidos. La hipocresía de los neocon no es nada nuevo, ya lo sabemos, pero la pasión y el descaro conque Sarah Palin ha conculcado todos y cada uno de esos principios que decía amar y defender, rayan en la esquizofrenia. Merece un escarmiento ejemplar.

Claro que doña Sarah Palin queda como una novicia clarisa al lado del "notición rosa" del año: el supuesto (o presunto, como prefieran) embarazo de la ministra de justicia francesa, la señora Rachida Dati, soltera y al parecer sin compromiso, a quien de creer al periódico marroquí L'Observateur habría preñado nada más y nada menos que don José María Aznar, el ex presidente español felizmente casado con doña Ana Botella. El diario marroquí cita "fuentes fiables", y en Francia hace 24 horas que no se habla de otra cosa en círculos mediáticos y políticos, en un clima de rechifla general ante la comprometida situación en la que se está viendo Aznar, a quien Jacques Chirac bautizara hace años como "le petit con" (en argot francés, el pequeño imbécil, además del pequeño conservador).

En Periodista Digital se apunta que el diario español El Mundo tenía esta información desde hace tiempo, pero que su director, antaño perro de presa mediático al servicio de Aznar, ordenó retenerla todo el tiempo posible. Finalmente, el escándalo ha terminado por reventar. Según Periodista Digital, El Mundo tendría datos que confirmarían esa relación e incluso conocería el lugar donde tuvo lugar lo que pudorosamente llama "tête-a-tête" con resultado tan fulminante: el lujosísimo restaurante parisino Le Divellec.

Naturalmente, con quien se acuesta o deja de acostar el señor Aznar sería cosa suya sino fuera porque como en el caso de la candidata a vicepresidenta Palin, la hipocresía y la doble moral conque se manejan ambos les han puesto casi simultáneamente en situaciones de un ridículo insostenible. Aznar, el supuestamente amoroso padre y abuelo, fiero defensor de los valores de la familia cristiana más rancia, hace tiempo que viene siendo señalado como un calavera aficionado que -presuntamente, claro- corretearía tras actrices, políticas y otras señoras de cierto buen ver.

Una vez más, en suma, los políticos de la extrema derecha cristiana se nos revelan como unos sinvergüenzas que predican para los demás una cosa mientras ellos viven la contraria.

En la imagen que ilustra éste post, José María Aznar y Rachida Dati, tal como los muestra hoy el diario L'Observateur-Maroc.