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jueves, 20 de noviembre de 2008

El milagro de Sor Maravillas Bono


Finalmente parece que Sor Maravillas Bono y sus colegas del PP sector Opus Dei (como Jorge Fernández Díaz, el iniciador de esta payasada), han dado frenazo y marcha atrás en el intento de santificar el Congreso poniendo en sus paredes una placa a la mayor gloria de una monja, cuya única relación conocida con la casa de la soberanía popular fue, decían, haber nacido en un edificio preexistente (según oí ayer a Carmen Hermosín en la SER, ni siquiera eso es cierto).

De José Bono puede esperarse todo. El mismo Bono que cuando era ministro de Defensa abochornó a cualquier persona con sentido de la decencia, haciendo desfilar por la Castellana de Madrid a un voluntario fascista de la División Azul junto a un veterano republicano; el mismo Bono que en junio pasado abroncó a un anciano por exhibir una bandera republicana en el hemiciclo de las Cortes, durante un acto de homenaje a los mártires de la libertad encarcelados por el franquismo; el mismo Bono, en suma, que no tiene empacho alguno en fotografiarse al lado del cavernícola cardenal primado de Toledo presidiendo procesiones propias de una España telúrica, y simultáneamente es capaz de asociarse en suculentos y oscuros negocios con un personaje tan turbio como Eduardo Zaplana, recoge ahora una iniciativa del sector opusdeístico del PP y pretende colar de rondón en el congreso un "reconocimiento" a una persona cuya vida y pensamiento personificaron posiciones de una radicalidad reaccionaria tal, que deberían avergonzar a una derecha democrática y moderna. El problema es que en España no sólo no existe esa derecha democrática y moderna, sino que incluso en la izquierda existe gente como José "Maravillas" Bono; trepadores políticos sin conciencia ni escrúpulo alguno, ni otra ideología que no sea el uso y disfrute del poder.

Espero que quien puede y debe haya tomado buena nota de este nuevo alarde de santurronería del vivales de Sor Maravillas Bono, quien por lo demás tiene de creyente sincero lo que yo de arzobispo cátaro. Y que también haya tomado buena nota de que este individuo indecente nos ha llamado hijos de puta a todos los militantes y votantes socialistas, algo que ni siquiera Jiménez Losantos se ha atrevido a hacer hasta ahora desde su pocilga radiofónica. La carrera política de Bono, al menos en el PSOE, debe finalizar con la presente legislatura.