martes, 31 de marzo de 2009

Caja Castilla La Mancha, otro juguete roto


A menudo los políticos con mando suelen comportarse como la mayoría de los niños, que apenas ven a un vecinito con un juguete nuevo se ponen a exigir otro igual. Así fue como en su momento proliferaron por toda España las autonomías de régimen común. Si catalanes, vascos y gallegos iban a tener parlamento, bandera e himno propios nosotros también, exigieron a principios de los ochenta los políticos regionales de los partidos grandes o pequeños, de alcance estatal o local, aunque para ello tuvieran que convocar concursos de dibujo para crear la bandera autonómica (La Rioja), encargar el himno a un conocido vate regional (Madrid), o resucitar denominaciones institucionales de cuando las guerras napoleónicas (Junta del Principado de Asturias).

Crear Cajas de Ahorros que entre otras funciones más o menos necesarias financiaran los proyectos extraordinarios y los gastos corrientes de los entes político-administrativos autonómicos y de paso dieran cierto empaque a la economía regional, se convirtió en una carrera entre las diferentes "clases políticas" autonómicas. Se trataba lisa y llanamente, de ver quién la tenía más grande (la caja, en este caso).

Que en Castilla La Mancha hubiera una caja de ahorros regional "potente", parece que fue un capricho de José Bono secundado por "fuerzas vivas" locales interesadas en las ventajas que reportan esta clase de instituciones a ciertos empresarios llamémosles "emprendedores". El sucesor de Bono, Barreda, asistió satisfecho a la expansión del tingladillo financiero manchego fuera del ámbito territorial regional. Caja Castilla la Mancha llegó a poner la pica en Flandes, abriendo oficinas -pocas, es cierto- en la fenicia Catalunya, patria de la caja de ahorros por antonomasia. ¡Qué satisfacción debió sentir Barreda cuando les coló a los catalanes ese símbolo del supuestamente imparable "crecimiento económico" castellano-manchego!.

En realidad, toda esa expansión financiera era un bluff alimentado por -cómo no- el ladrillo local. Caja Castilla La Mancha no ha sido más que una pura fachada tras la que manejaban un puñado de constructores, y en el que otro puñado de políticos manchegos semijubilados se repartían jugosos sueldos, que duplicaron en apenas tres años. Entre tanto desmadre, lo que ha rematado a la entidad ha sido la crisis del ladrillo sumada a las consecuencias de la absurda expansión fuera de la región, que apenas ha servido para captar fondos y en cambio ha aportado abundantes deudas inmobiliarias y en contratación de personal.

La crisis de la caja manchega estaba cantada desde hace tiempo. Que Unicaja, la principal caja andaluza, entrara al rescate era una operación política destinada a salvar los muebles que quedaban. La operación ha sido fulminantemente abortada por los andaluces cuando se han dado cuenta de que los directivos manchegos habían maquillado con toda desfachatez las cuentas reales de Caja Castilla La Mancha, que según la prensa de hoy (El País, 31-3-2009) en vez de ganar 30 millones de euros en 2008 como ellos afirman, ha perdido en realidad cientos de millones durante ese período. Finalmente ha tenido que intervenir el Banco de España para evitar la quiebra económica y el escándalo público. De todos modos a fecha de hoy es el propio Banco de España quien está cuestionando las cuentas de Caja Castilla La Mancha, con lo que el futuro judicial de los directivos de esta entidad, empezando por su presidente, Hernández Moltó, puede ponerse muy turbio.

Alguien debería enseñar a nuestros políticos que con las cosas de comer no se juega. Que una cosa es tener coche oficial blindado, banderita autonómica de diseño y hasta policías propios que se cuadren en primer tiempo de saludo, y otra hacerle un agujero a la economía regional que finalmente habremos de pagar entre todos los españolitos. Un escarmiento por vía judicial quizá sirviera para que otros émulos de Bono, Barreda, Moltó y resto de la tropa se tentaran la ropa antes de montar nuevos tinglados tipo Caja Castilla La Mancha.

jueves, 26 de marzo de 2009

José Agustín Goytisolo en el recuerdo


Se cumplen diez años del fallecimiento de José Agustín Goytisolo, poeta fundamental de la generación de los cincuenta, intelectual comprometido y hombre llano y nada poseído por su condición de personaje público.

José Agustín Goytisolo, nació y creció en el seno de una familia barcelonesa marcada por la tragedia que fue para las clases populares la guerra llamada civil. Su madre murió durante uno de aquellos salvajes bombardeos italianos de Barcelona en la primavera de 1938; durante cuatro días, la familia vivió con la angustia de no saber qué había sido de ella. Hechos como éste y una juventud rebelde vivida durante la larga posguerra, hicieron de los hermanos Goytisolo gente de letras comprometida con su tiempo y la lucha antifranquista. José Agustín compartió generación literaria con nombres como Blas de Otero, Gabriel Celaya y Carlos Barral, el núcleo mismo de la "poesía social" que conjugó estética y compromiso en el esfuerzo por barrer de España aquella dictadura criminal y estúpida que padecíamos. El salto a la fama de José Agustín se produjo gracias al cantautor Paco Ibáñez, quien incluyó dos de sus poemas más célebres, "palabras para Julia" y "El lobito bueno", en su mítico disco grabado en directo en el Olimpia de París (1969), acto que se constituyó en un verdadero referente del antifranquismo cultural y cuyo eco ha traspasado décadas e incluso regímenes políticos.

En la poesía de José Agustín hay compromiso desde luego, pero también humanismo y ternura, y un sentido del humor irónico y suave. Los versos dedicados a su hija Julia, que tantas veces hemos recitado de memoria quienes vivimos por entero o en parte nuestra juventud durante y contra el franquismo, siguen teniendo hoy una validez estremecedora: "tú no puedes volver atrás, porque la vida ya te empuja con un aullido interminable".

Un día de hace ahora diez años José Agustín se fue para siempre como consecuencia de un trágico accidente doméstico (dejémoslo así). Antes había dejado multitud de anécdotas, algunas ligadas al excesivo consumo de alcohol que fue el azote de su generación literaria. Militante socialista de años, una mañana amaneció durmiendo la curda en el sofá del despacho de un muy alto dirigente del PSC, en la sede de la calle Nicaragua, donde se había colado sin que nadie se diera cuenta. Y es que José Agustín era así, sencillo y corriente: si tenía sueño dormía, si tenía sed bebía, si tenía ira escribía poemas, si tenía amor escribía poemas aún más bellos.

En la fotografía, tomada en 1959, aparecen de izquierda a derecha, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Asunción Carandell, Carlos Barral y José Agustín Goytisolo.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Comienza el juicio del Yak 42


De aquí a algunos años el caso del Yak 42 se convertirá en lo que es: el caso de presunta corrupción más indecente de la presunta etapa de Gobierno del PP.

El accidente del Yak 42 en 2003 es la crónica de una muerte anunciada o en román paladino, tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe. Un día u otro uno de esos Vuelos de la Muerte tenía que acabar estrellado.
Y es que contratar viejos cacharros volantes a la mafia ucraniana, pilotados por tripulaciones que vuelan a la “eslava” (es decir, borrachos y sin dormir), llevando toda clase de carga (esperemos que sólo legal) en la misma cabina de los pasajeros (hay fotos de bidones amarrados tras las filas de asientos), y en fin, volando sin seguro (el ministerio de Defensa prescindió de él para “ahorrar gastos”), transportando pasajeros ilegales (¿qué hacia un civil ruso en el Yak 42, si no formaba parte de la tripulación ni del pasaje?), apunta a lo de siempre, o sea blanco y en botella: Corrupción. Presunta, desde luego.

Y luego están las mentiras en catarata para encubrir los hechos abrumadores, las prisas para enterrar los cadáveres, el intento de desviar responsabilidades hacia los subordinados, el insulto y la persecución contra los familiares de las víctimas, el ridículo y continuado intento de pretender ensuciar a los profesionales forenses turcos (que desde el primer momento hicieron cuanto estuvo en su mano por ayudar a esclarecer la verdad).

Hace dos noches un familiar de un fallecido decía en una entrevista en Cuatro que los informes de los forenses turcos dejaban bien claro que 30 cadáveres del total de 62 habían quedado sin identificar a la espera de que en España se les hicieran pruebas de ADN, dado que en el estado en que estaban no había otra posibilidad de reconocimiento. Sin embargo, apenas se hizo cargo de los cuerpos, la delegación encabezada por Trillo levantó un acta fingiendo haberlos identificado a todos. Simplemente, repartieron las identidades a voleo; así ha resultado luego que a los restos de un soldado blanco le asignaron la identidad de otro de raza negra. Lo peor con todo, fue que según ese familiar, tiempo después del accidente una delegación del ministerio de Defensa español viajó a Turquía para intentar convencer a los forenses turcos de que firmaran un documento conforme ¡ellos habían entregado los 62 cadáveres identificados!.

Mentiras, mentiras, mentiras. Corrupción, corrupción, corrupción. Todo presunto, naturalmente.

La fotografía que ilustra el post está tomada de El País. El pie dice textualmente: "Una quincena de soldados españoles regresó de Irak un día después del funeral por los 62 militares que murieron en el accidente del Yak-42 en Turquía. Los soldados volvieron a España en un avión de fabricación rusa, un Ilyushin 76, e inmortalizaron el mal estado del aparato en una serie de fotografías que ya están en manos de sus mandos". (Imagen cedida por Tele5 a El País, 02-06-2003).

lunes, 23 de marzo de 2009

Nos iremos de Kosovo cuando nos lo permitan


La sensacional metedura de pata de la ministra española de Defensa y postulante a sucesora del presidente Zapatero, doña Carmen Chacón, ha servido para algo más que dejar con el culo al aire la política exterior española en materia de seguridad y cooperación internacional. Gracias a ella, vista la reacción de la nueva administración norteamericana, ya podemos ir haciéndonos a la idea de que en lo sustancial nada ha cambiado en esas esferas de la era Bush a hoy, salvo los gestos corteses y las sonrisas que ahora prodigan Obama y sus muchachos.

Ocurre que el Ejército español no pinta nada en Kosovo, país de opereta que a su condición de lacayo del departamento de Estado estadounidense une la singular condición de estar gobernado por verdaderos delincuentes internacionales. Tal calificación no es gratuita, y quizá resulta corta. En un reportaje de Cuatro emitido hace unos meses, nos enterábamos de que policías y militares albanokosovares pasan parte del año en España e Italia dedicados a toda clase de robos y tráficos ilegales, retornando luego con total tranquilidad a Kosovo. Este santuario de la delincuencia internacional, es además un "chupadero" de los servicios secretos norteamericanos que deja en pañales a Guantánamo; en fin, en Kosovo quien dicta la política es la embajada USA, pero probablemente ni ellos saben lo que hacen allí la CIA y otras agencias.

La decisión de irse de Kosovo tomada por el gobierno español es correcta, pero debió haber sido gestionada con más prudencia. Claro que tratándose de Carmen Chacón y sus ambiciones, no hay prudencia que valga. La ministra de Defensa española tenía prisa por dar a conocer la noticia, y al darla hizo saltar la liebre antes de tiempo. El gobierno Zapatero ni siquiera había comenzado contactos con sus socios de la OTAN para explicar el por qué y el cómo de la retirada, cuando la indiscreción de la señora Chacón ya estaba en las portadas de los diarios de todo mundo.

Carmen Chacón tiene prisa. Demasiada. Y en su atolondramiento estúpido, acaba de hacerle un roto considerable al gabinete ministerial en el cual se sienta y al que aspira dirigir algún día. La lección que debería sacar del suceso esta señora es que en adelante, deberá aprender a mantener la boca cerrada y a no apresurarse tanto para colgarse medallas que en realidad no le corresponden.

Para todos nosotros la lección es muy distinta: nos iremos de Kosovo si Obama quiere. ¡Qué desagradable despertar tras las pasadas celebraciones por su recién estrenada presidencia!.

sábado, 21 de marzo de 2009

El saludo político y su adaptación a los tiempos que corren


El inconmensurable Forges opina sobre los casos de corrupción descubiertos en administraciones gobernadas por el PP español.

viernes, 20 de marzo de 2009

Apalear inmigrantes en España también sale gratis


El juzgado de lo penal número 6 de Barcelona ha condenado a Francesc Xavier Martín a ocho meses de prisión y a indemnizar con 6.000 euros a una menor ecuatoriana a la que vejó, insultó y golpeó con saña en un vagón de los Ferrocarriles de la Generalitat en octubre de 2007. La sentencia le impone asimismo una multa de 360 euros por "daños morales".

Una sentencia escandalosa pues, otra más en una larga cadena de despropósitos judiciales en España. En realidad, el machote no tendrá ni siquiera que ingresar en la cárcel al ser su primera condena y la pena impuesta inferior a dos años. El negocio le ha salido redondo al tipo, ya que desde que ocurrieron los hechos se ha hartado de dar entrevistas “exclusivas” en su bar favorito a los programas del bajo vientre de las televisiones privadas españolas. No se extrañen si de aquí a nada ven al niñato de marras inaugurando discotecas y posando feliz junto a los “triunfitos” y “grandes hermanos” del momento.

Total, un incentivo más para tanto descerebrado como anda suelto: impunidad, dinero y famoseo. Así pues apalear inmigrantes en España, sobre todo si son mujeres, es un verdadero chollo; uno más, como matar homosexuales o montar redes de corrupción político-empresariales.

No sé, se me ocurre que tal vez la forma de solucionar este asunto fuera que la familia de la chica le hiciera una visita al caballero en cuestión portando bates de béisbol, y no precisamente para invitarle a jugar unas carreras. Total, si abofetear y darle una patada en la cara a alguien sale gratis judicialmente hablando, como ha sido el caso, repasarle el lomo al machito en cuestión con un bate de béisbol tal vez sume puntos para el carnet de conducir.

Pero uno confía en la justicia, o al menos eso es lo que cree debe decir en público, aunque en ocasiones como esta le cueste aguantarse la sensación de asco.

jueves, 19 de marzo de 2009

Ratzinger en África


Hace escasamente 20 años, el SIDA era para la Iglesia católica “un castigo de Dios” por los pecados de la “sociedad moderna” tales como la “promiscuidad sexual” y la “búsqueda continua del placer”. En una sociedad como la española, que sigue conservando un poso meapilas considerable, tal "doctrina pastoral" sirvió para criminalizar y marginar a los infectados, añadiendo así un sufrimiento mayor si cabe al proporcionado por una enfermedad que entonces resultaba una sentencia de muerte a corto plazo.

Tuvieron que morir muchos millones de personas para que el SIDA fuera aceptado socialmente como una enfermedad cualquiera, como la diabetes o el cáncer de pulmón, y despojada por tanto de culpabilidades para quien la sufría. Hoy se ha mitigado considerablemente el rechazo social a los enfermos de SIDA, al menos en los países occidentales, pero queda pendiente no sólo el tratamiento médico de los enfermos en el Tercer Mundo sino sobre todo, y previo a él, su tratamiento social. En ese sentido, y cuando tanto se insiste en la profilaxis para combatir ésta y cualquier otra enfermedad, es sencillamente criminal ir a países en los que el SIDA es una pandemia a predicar precisamente contra el uso del único elemento profiláctico útil del que se dispone, el preservativo.

Conductas como la de Ratzinger deberían estar tipificadas penalmente y ser perseguidas por tribunales internacionales, en la medida en que está alentando una hecatombe humana de dimensiones tales que por el número de muertos que está produciendo sobre todo en los países pobres, debe haber superado ya de largo las causadas por el Holocausto impulsado por los nazis.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Trabajar, duele


Trabajar, duele. Lo dice una noticia de "El Periódico de Catalunya" de hoy. "Cuatro de cada diez trabajadores catalanes --cerca de 1,4 millones- sufre algún tipo de dolor como consecuencia de su trabajo, principalmente en la espalda y la cabeza, según revela la última Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo". Supongo que los datos son extrapolables, y que los catalanes no somos especialmente propensos a desarrollar enfermades psicosomáticas relacionadas con el empleo; al menos, no es esa la fama que tenemos de puertas afuera de nuestra comunidad.

Pues estamos aviados. Ya sabíamos que el vivir mata, pero ahora resulta que trabajar jode físicamente. Y no sólo a quienes realizan trabajos pesados o de tipo manual, propios de lo que los sociólogos llaman "trabajadores no especializados". Según "El Periódico", entre los que más sufren "transtornos músculo-esqueléticos" se encuentran además de quienes trabajan en la cosntrucción, "quienes hacen asistencia sanitaria, educación y restauración; con edades entre 35 y 45 años. El 53% de los trabajadores tiene dolores de espalda". Visto lo cual, el que la espalda les duela a casi dos tercios de quienes realizan trabajos pesados, como nos informan a continuación, no debería sorprendernos mucho.

Luego están "los dependientes, peluqueros y trabajadores de la industria", cuya actividad laboral "implica una sobrecarga en los músculos de las piernas, la acumulación de tensión en el cuello, los hombros y la parte baja de la espalda, y la aparición de lumbalgia. Lo mismo ocurre entre aquellos que pasan la jornada laboral sentados, como las secretarias, los recepcionistas, los estudiantes y los conductores". O sea que ni Dios se libra, en el supuesto de que aquello a lo que el Altísimo consagra su eternidad pueda considerarse una actividad laboral normalizada.

Curioso de todos modos que aparezcan ahora estos datos sobre problemas acarreados por el trabajo a quienes tenemos la suerte de tener un empleo. Más que nada porque en plena crisis económica -o en pleno proceso de cambio de paradigma social, como le gusta decir a Josep Ramoneda- más de uno se daría con un canto en los dientes por seguir teniendo dolor de espalda provocado por las horas pasadas en el tajo. Y es que el paro es muy duro, bastante más que una lumbalgia más o menos bien llevada. Pero en fin, seguro que habrá quien con el finiquito en el bolsillo eche cuentas de los sinsabores y visitas a médicos que se va a ahorrar en adelante, sobre todo si es mayor de 40 años y no va a volver a trabajar en su vida aunque lo intente. El que no se consuela es porque no quiere.

martes, 17 de marzo de 2009

¿Y quién protege a los niños de la Iglesia católica?

Una nueva y feroz campaña de la Iglesia católica española, sostenida por un despliegue de medios publicitarios inusitados en una institución que dice hacer bandera de la "pobreza evengélica", ha tomado por asalto este país. En ella se usa torticeramente la imagen de un menor, a quien se pone en paralelo con una cría de lince para reclamar protección de la vida del niño, al que se dice menos protegido por los poderes públicos en España que los animales o plantas en peligro de extinción.

Una vez más, el cinismo de esta gentuza rebasa cualquier límite. Y es que además de mentir como bellacos a sabiendas, resulta que están transfiriendo responsabilidades a otros. Porque si de alguien hay que proteger a los niños es precisamente de la legión de curas católicos, esos supuestos "castrati" voluntarios, que corretean tras ellos con ánimo no precisamente educativo. En EEUU ya son decenas las sentencias de tribunales contra curas católicos en casos de pederastia, la mayoría de los cuales acostumbran a ser encubiertos y protegidos por sus superiores jerárquicos. El 16 de julio de 2007, el diario argentino Clarín publicaba que sólo en la archidiócesis de Los Angeles, la Iglesia católica tendría que pagar 660 millones de dólares para indemnizar 500 casos de abusos sexuales cometidos por 200 sacerdotes. Se calculaba entonces que ya se habían pagado 1.500 millones de dólares en todo el país por ese mismo concepto.

El escándalo es de tal magnitud, que según Clarín 5 diócesis norteamericanas se habían declarado en bancarrota y otras muchas estaban vendiendo su patrimonio para hacer frente a las multumillonarias indemnizaciones que deben abonar a sus víctimas. la imagen pública de la Iglesia católica norteamericana está tan deteriorada, que en un reciente episodio de la serie Los Simpsons aparece este letrero en la entrada de la iglesia de Springfield: "traigan a sus niños, somos presbiterianos".

En España, naturalmente, no hay caso. Aquí a la Iglesia ni se le piden cuentas ni se denuncian sus abusos, bien conocidos por cualquiera que haya estudiado en un centro religioso especialmente en los años del franquismo.

Por si todo esto fuera poco el uso que se hace de la imagen de un menor en el cartel de la Iglesia católica española resultaría (presuntamente, faltaría más) delictivo, según el art. 4º de la ley de Protección del Menor, que dice textualmente:

II. PRESENCIA DE MENORES EN LA PUBLICIDAD
2. La utilización de la imagen de menores en la publicidad.- Prohibición de cualquier utilización de la imagen del menor “que pueda implicar menosprecio de su honra o reputación, o que sea contraria a sus intereses,incluso si consta el consentimiento del menor o sus representantes legales”(art. 4 Ley de Protección del Menor).

Es evidente que el anuncio de la campaña de la clerigalla española contra la interrupción legal de embarazos no deseados incurre flagrantemente en el supuesto contemplado en ese artículo, ya que:

1) La imagen del niño sirve a propósitos contrarios a la defensa de sus intereses, que son los de un niño deseado y querido por sus padres y no los del ultranatalismo sin control defendido por la Iglesia.

2) Hay evidente menosprecio de la reputación de los niños, cuyos supuestos defensores les equiparan incluso gráficamente con cachorros de animales.
Pero Spain is different, y la Iglesia católica tiene aquí derecho de pernada y de toqueteo. Por ahora.

La ilustración de este post pertenece al blog El tenderete de Sara Guisado.

lunes, 16 de marzo de 2009

Adiós al Polo Norte


Cuenta hoy el diario británico "The Independent" que se ha puesto en marcha una iniciativa para limitar la caza de osos polares, supuesto deporte practicado por los esquimales y por otros que sin serlo son capaces de desplazarse a las lejanas regiones polares, sólo para meterle una bala entre ceja y ceja a un animal perteneciente a una especie en peligro de extinción.

El problema principal para los osos polares, con todo, no son sólo los cazadores sino el cambio climático, digan lo que digan el primo "científico" de Rajoy o el imbécil ése que fue presidente del Gobierno español y que ahora recorre el mundo con su melenilla y sus pulseras de hippie de derechas. Los polos se derriten a marchas forzadas, y en unos años no va a haber hielo en el Polo Norte en verano. Ya empezamos a acostumbrarnos a ver imágenes de osos polares aislados en trozos de hielo que se funden por completo a velocidad de vértigo y antes de salir del Círculo Polar Ártico. Hoy sería materialmente imposible que el Titanic u otro buque chocara con un iceberg en cualquier mar del mundo, simplemente porque ya no hay icebergs navegando a la deriva en mares cálidos; mirado cínicamente, quizá sea esa la única ventaja que aporta el deshielo.

El calentamiento global está aquí, y ha llegado para quedarse. De hecho, llevamos al menos 150 años calentando la Tierra pero hasta ahora no habíamos reparado en las consecuencias. Ahora hay señales que anuncian que el Apocalipsis de San Juan puede ser una broma infantil, comparado con el desastre que se nos viene encima. Y en fin, el que los osos polares se ahoguen al quedar atrapados sobre témpanos de hielo que se funden como cubitos de un gin tonic, sería apenas el aperitivo. Esperen a los platos fuertes.

domingo, 15 de marzo de 2009

Correa y amigos en el Master de tenis: más chorizos que en Revilla

La foto que encabeza el post no tiene calidad, lo siento. No me refiero sólo al documento gráfico en sí, que he pescado en la web de la Cadena SER quien a su vez la pescó en otra web, sino sobre todo a los individuos y a la individua que aparecen en ella.

Ahí está Francisco Correa, "jefe de una trama de corrupción vinculada a cargos del PP" (El País, 14-3-2009) , un tipo rumboso donde los haya, compartiendo su palco privado en el torneo Masters Series de Madrid de tenis con la dulce pareja formada por el conocido comisionista internacional Tarik (alias Alejandro) Agag y su joven esposa Ana Aznar Botella, hijísima del ex presidente José María Aznar. También estaba allí en esa ocasión Jacobo Gordon, íntimo de Correa y asimismo imputado en la trama de corrupción que atraviesa las administraciones gobernadas por el PP.

La foto corresponde a la edición del torneo de 2004. ¡Qué tiempos aquellos! Ahí estaban todos, felices y confiados en la impunidad. Dice la SER que Correa, el rumboso, gastaba 18.000 euros al año en alquilar dos palcos en el evento, uno para su uso personal y el otro para sus amigos y socios más íntimos, un verdadero desfile del quién es quién en la derecha política y los negocios españoles. Recuerda la SER, en fin, que Correa tuvo un "papel destacado" en la organización de la principesca boda entre Agag y Aznar, celebrada en 2002 en El Escorial.

La mamá de Anita Aznar, doña Ana Botella, ha salido rápidamente al quite: "Mi hija tiene miles de fotos con muchísima gente, como todos tenemos fotos con distintas personas". Pues a mí nunca me ha invitado Correa a su palco ni para hacerse una foto conmigo, así que por algo será que la invita a ella y a su esposo.

Y en fin, en cuanto a hacerse fotos junto a delincuentes (presuntos delincuentes, faltaría más), los Aznar tienen larga experiencia. Véase sin ir más lejos la famosa Foto de las Azores, donde el cabeza de familia comparte encuadre con dos conocidos criminales de guerra. Todos presuntos, naturalmente.

viernes, 13 de marzo de 2009

Quinto Sertorio, el primer rojo español


Cuando yo era niño, en la Enciclopedia Álvarez, el libro de texto único para los parvulitos en los años sesenta, había un dibujo que representaba a un hermoso joven abrazado al cuello de una cierva blanca, mientras el animal susurraba secretos al oído del muchacho. El joven representado se llamaba Sertorio y a pesar de haber nacido romano, la breve nota que acompañaba al dibujo lo consideraba "el primer español".

En realidad, Quinto Sertorio no tenía nada de "español" y aún menos de "franquista". Hijo de un pequeño propietario rural del centro de la península Itálica, fue uno de los más destacados generales del partido popular romano durante las guerras civiles -en realidad, una larga guerra de clases- que sacudieron la Italia de entonces en diferentes períodos del siglo I a.C. El partido popular ( es decir, la izquierda) estaba acaudillado en ese período por Mario, del que Sertorio fue lugarteniente, y luchaba contra el partido patricio, liderado por Sila, quien con el tiempo llegaría a dictador. La guerra de clases desató matanzas como jamás Roma conoció otras; en su contexto, la dictadura patricia representó el exterminio programado de sus contrincantes de un modo que sólo cabe calificar como nazi. Muchos partidarios de los populares perseguidos por aquel régimen de terror hubieron de exiliarse para salvar la vida.

Uno de esos huidos fue Quinto Sertorio, quien al frente de una tropa de rebeldes y tras una serie de peripecias por el Mediterráneo occidental llegó a tierras de Hispania, donde fue bien acogido por las tribus iberas y lusitanas. Hispania era entonces un puro concepto geográfico (al que denominar "España" resulta un anacronismo) administrado como territorio senatorial romano, y la presencia de Sertorio en ella alentó una amplia rebelión entre los pobladores autóctonos y los colonos romanos pobres. El Sertorio que llegó a España, por cierto, en nada se parecía físicamente al bello adolescente de la Enciclopedia Álvarez, pues ya había rebasado la entonces avanzada edad de 40 años, era de complexión más bien baja y maciza y tenía el rostro surcado por tremendas cicatrices, consecuencia de heridas sufridas en los muchos combates en los que había participado.

En un primer momento parece que Hispania era para Sertorio sólo una etapa más en su huída hacia el oeste. Es seguro que planeó llevar a su gente a las entonces míticas islas Canarias, pero lo que resulta aún más sorprendente es que parece que desde éstas pretendía seguir navegación para alcanzar unas costas mucho más lejanas, hasta donde estaba seguro que no le perseguirían; parece pues que Sertorio conocía o al menos había oído hablar de la existencia de lo que hoy llamamos América, y quizá sabía de una ruta para llegar hasta allí.

Sin embargo, Sertorio permaneció en Hispania durante una década. Preparó un ejército que practicando la guerra de guerrillas derrotó uno tras otro a los ejércitos que el Senado envió contra él, y organizó a sus aliados nativos "hispanicus" en una confederación de pueblos independientes pero unidos en la defensa común de sus territorios. Según costumbre de la época retenía a los hijos de los jefes aliados en su residencia habitual, la actual ciudad de Huesca, a fin de garantizarse la lealtad de los padres. Pero, inteligente como era, Sertorio creó para ellos la primera universidad en territorio hispánico, en la que esos jóvenes fueron formados en la cultura y los principios de la civilización romana. Nunca sin embargo asumió cargo alguno que no fuera el de estratega militar de la confederación, y tampoco creó una estructura estatal que alumbrara una república o un reino en Hispania separado de Roma; de hecho, su ambición era volver a la capital romana tras ser perdonado, e incluso tuvo su momento para haberlo hecho "manu militari" aunque jamás quiso levantar la mano contra su patria; si hubiera invadido Italia al frente de su ejército cual un nuevo Aníbal, seguramente habría provocado en Roma la rebelión de las clases populares contra la dictadura patricia. Finalmente el Senado envió al entonces joven general patricio Pompeyo contra él, quien poco a poco fue desgastando y acorralando a Sertorio hasta lograr aislarlo. Pompeyo compró entonces a algunos de sus lugartenientes, y éstos asesinaron al rebelde en 72 a.C. Sertorio tenía 50 años y estaba viejo, cansado y casi solo.

Parece que las ideas políticas de Sertorio se movían en una izquierda nada socialdemócrata, para entendernos. Sertorio era un verdadero socialista "avant la lettre": tenía conciencia de clase y sabía contra quién y por qué luchaba. Era honesto, íntegro y humanitario. En las tierras de sus padres, antes de que las robaran los patricios, los esclavos recibían un trato humano e integrado en la vida familiar. Sus tropas romanas le adoraban, y lusitanos e iberos le seguían ciegamente. Implacable en la guerra, nunca se ensañó con sus prisioneros, y de hecho muchos de ellos se pasaban a sus filas voluntariamente.

Sertorio dejó tras de sí un aura de prestigio que le convirtió en leyenda; historias como la de la cierva blanca que le aconsejaba, pervivieron hasta mucho después de su muerte. Su memoria traspasó los siglos, acaso porque fue el primero que entendió que Hispania era una entidad territorial pluriforme y multicultural a la que había que insuflar cultura y dejar a sus habitantes un poco a su aire, salvo cuando de defender la vida y la libertad se tratara.

Es curioso que el régimen franquista intentara recuperarle y hacer de él nada menos que el precursor de su "España". A Sertorio, que parece tenía cierto sentido de la ironía, le habría encantado conocer semejante disparate.

Para un mejor conocimiento de Sertorio y su época es imprescindible el libro "Escenas de la guerra contra Sertorio", de Emiliano Fernández (Ediciones Trea SL), una extraodinaria novela que en apenas 150 páginas traza un retrato muy plausible del rico mundo interior y los avatares vividos por este hombre excepcional.

Ilustran este post dos monedas, ambas acuñadas en la antigua Osca: la de la izquierda podría ser un retrato de Quinto Sertorio, y la de la derecha es el famoso jinete ibero de Bolskan, nombre ibero de Huesca.

miércoles, 11 de marzo de 2009

El efecto Ceaucescu. Por qué fracasó el 11-M


Una vez más, al llegar el 11-M vale la pena refrescar la memoria señalando las verdaderas razones de esa tragedia, a sus "impulsores intelectuales" y a sus (fracasados) beneficiarios.

Para contribuir a todo ello, vuelvo a traer aquí el post "El efecto Ceaucescu".

El 22 de diciembre de 1989, hubo en Bucarest, la capital de Rumanía, una gran concentración popular ante el palacio presidencial. Como en ocasiones anteriores, se trataba simplemente de un montaje del régimen comunista a mayor gloria del dictador Ceaucescu. Decenas de miles de personas debían aclamar disciplinadamente al Conducator mientras éste les saludaba tras haberles propinado uno de sus discursos; la rutina de las manifestaciones populares de adhesión estaba, como en toda dictadura, perfectamente establecida.

Sin embargo aquella mañana resultó distinta. Mientras hablaba desde el balcón, Ceacescu comenzó a hacer gestos de extrañeza; hasta él llegaba el eco de algunos gritos, primero aislados, luego en número creciente. Desde la distancia no podía oír lo que decían, pero aquello sonaba tan diferente a lo que estaba acostumbrado en ocasiones semejantes, que un instinto natural le hizo abandonar precipitadamente el palacio. Tenía razón en huir Ceacescu, porque inmediatamente estalló una revuelta en todo el país; apenas unos días después, él y su mujer eran ejecutados.

¿Qué había pasado? Sencillamente, Ceaucescu cometió un error de cálculo. En 1989 el bloque soviético había dejado de existir, tras una cadena de rápidos cambios de régimen en toda la Europa del Este, salvo precisamente en Rumanía y Yugoslavia. El dictador rumano no hizo caso y creyó que su poder estaba garantizado, sin darse cuenta de que en su país el fermento del cambio político se aunaba con el creciente descontento popular por la situación de pobreza en que vivían los rumanos. Era una combinación explosiva y letal.

Ceaucescu creyó seguir controlando todos los resortes, y por eso se regaló una manifestación de adhesión popular –una más, en apariencia- sin darse cuenta de que estaba convocando su propia ejecución. En suma, el resultado finalmente obtenido por el dictador rumano fue exactamente el contrario del buscado.

Exactamente eso fue lo que ocurrió en España durante las jornadas que van del 11 al 14 de marzo de 2004.

Los antecedentes están claros. Hoy sabemos que el 11-M fue pensado, planificado y ejecutado para que fuera un gran atentado de masas, una masacre indiscriminada que alcanzara la mayor repercusión posible. Sabemos quiénes lo llevaron a cabo, y sabemos el modelo en el que se inspiraron: los atentados del 11 de septiembre de 2001.

También sabemos que el 11-S tuvo en EEUU dos efectos concretos y casi instantáneos. Uno en el plano interno: garantizar la adhesión acrítica y mayoritaria de la población estadounidense a su régimen actual (el neoconservadurismo encarnado por la Administración Bush), y el otro en el externo: servir de excusa para una política exterior norteamericana agresivamente imperialista y basada en la lucha por el control de recursos energéticos estratégicos.

Cabe preguntarse si esos efectos son casuales, o responden más bien a estrategias planificadas cuya intención ha sido precisamente obtenerlos. No parece muy lógico que quienes supuestamente concibieron esa tragedia sean tan lerdos como para no percibir que su acción iba a tener consecuencias tan radicalmente contrarias a los intereses que dicen propugnar, los del mundo árabe-musulmán; la población estadounidense rápidamente se unió en piña en torno a su gobierno, y poco tiempo después el ejército norteamericano invadió a sangre y fuego parte del mundo musulmán, lo que era perfectamente previsible que ocurriera.

En realidad, cada vez es más evidente que esos efectos y consecuencias responden a un plan muy meditado, y concebido precisamente para reforzar el poder imperial USA en el mundo y no para destruirlo.

Un principio conocido desde hace tiempo nos dice que los atentados de masas no derriban gobiernos, al contrario: los refuerzan. El miedo a la agresión exterior, sobre todo si tiene carácter terrorista, une a los ciudadanos en torno a aquellos que desde el poder pueden garantizar su seguridad. Los ejemplos son infinitos. En esas condiciones, las llamadas a la unidad nacional y la exacerbación del patriotismo se convierten en instrumentos generadores de consenso colectivo, mediante el cual es fácil emprender recortes legales a las libertades públicas en nombre de la seguridad nacional. Subordinada la legalidad a la seguridad, el axioma de que para garantizar dicha seguridad interna hay que controlar "manu militari" cualquier lugar del planeta desde el cual pueda ser atacada, se desprende casi por sí solo y sin mayor esfuerzo. A partir de ahí, los usos diplomáticos, las instituciones internacionales e incluso la existencia física de cualquier otro gobierno que no acepte plegarse a esa teoría y a sus consecuencias, se convierten en obstáculos a superar, o como poco, en un fastidio al que hay que marginar.

Las formas operativas mediante las cuales se aplican estas estrategias tienen una importancia política relativa. En última instancia, estamos ante tramas complejas en las que los inspiradores probablemente poco o nada tienen que ver directamente con los ejecutores; unos y otros están en los extremos de una misma cadena, pero no tienen por qué encontrarse necesariamente en contacto directo. La manipulación e incluso la creación de grupos terroristas o de unidades especiales militares capaces de llevar a cabo esta clase de acciones, es algo ya viejo y probado. Seguramente, muchos miembros de grupos terroristas e incluso la mayoría de sus dirigentes se sorprenderían si supieran quién y desde dónde maneja realmente los hilos de su organización.

El problema surge cuando se intenta aplicar miméticamente el esquema descrito en cualquier país y bajo cualquier circunstancia, sin tener en cuenta que al ser otras las variables y actuar como si fueran las mismas, la respuesta finalmente obtenida puede ser diferente y aún opuesta a la apetecida (algo que conoce perfectamente cualquier alumno de Ciencias que se enfrenta a un experimento). Este fue el error monumental cometido en España.La premisa es: el 11-M debía servir para que España se implicara de hoz y coz y por consenso popular en la "Cruzada antiterrorista mundial", liderada por la Administración Bush. Para ello hacía falta un estímulo contundente, que sacudiera la población española hasta los cimientos más íntimos de cada persona. Un gran atentado terrorista que llevara a los españoles a cerrar filas tras su gobierno del momento, y en definitiva, tras EEUU, país con cuya política exterior ése gobierno se identificaba de modo servil.

El candidato natural para ejecutar ese atentado no podía ser otro que ETA. La organización terrorista vasca es, desde hace cuarenta años, el referente español en materia de terrorismo. Ningún otro grupo ha tenido su duración histórica ni ha calado tan hondo en la conciencia de los españoles como símbolo de terror. Ciertamente las masacres de población civil que ha producido ETA –caso del atentado de Hipercor en Barcelona- han sido siempre "daños colaterales", no buscados directamente por los ejecutores. Pero en una organización de esas características, nunca puede excluirse que toda o una parte de ella decida en cualquier momento dar un salto cualitativo y pasar directamente al terrorismo de masas.

En diciembre de 2003 parecía que ese paso se había dado, cuando según se dijo oficialmente ETA intentó volar un tren dentro de la estación madrileña de Chamartín. Más tarde, poco antes del 11-M, se produjo la detención de dos miembros de esa organización cuando viajaban rumbo a Madrid en una furgoneta donde llevaban media tonelada de explosivos; se dijo también entonces –apareció así en la prensa escrita- que se les intervinieron planos de una zona próxima a Madrid llamada Corredor del Henares....donde el 11-M tendrían lugar los atentados contra los trenes.

Y sin embargo, hoy está perfectamente probado que los atentados del 11-M los llevó a cabo un grupo de terroristas islamistas y no ETA. Pero el 11 de marzo de 2004 mucha gente, incluido el gobierno español que entonces presidía José María Aznar, creyó o quiso creer, según casos, que la autoría de la matanza correspondía a ETA. Aunque a primera hora de la mañana era lógico pensar así, la investigación policial llevó a que la misma tarde del 11-M se disiparan ya todas las dudas sobre la autoría del crimen. Y sin embargo el gobierno español insistía en que el atentado era obra de ETA, al punto de comprometer al Consejo de Seguridad de la ONU en una condena formal de esa organización como autora del atentado, en una maniobra que naturalmente contó con el apoyo de los EEUU.

Entre el 11 y el 14 de marzo fue tal la insistencia del gobierno Aznar en la autoría de ETA, que desde la oposición política, algunos medios de comunicación y de modo creciente, desde la calle, se comenzó a decir que parecía que el gobierno estaba esperando o incluso deseando un atentado de ETA; un gran atentado de ETA, para ser más preciso. Si éste se producía, vendría, en definitiva, a justificar el alineamiento del gobierno español de entonces con la política antiterrorista mundial de EEUU, y con seguridad daría la mayoría absoluta al Partido Popular (PP) de Aznar en las elecciones del 14 de marzo, remontando los datos de las encuestas reservadas, que hasta ese momento arrojaban un empate técnico entre el PP y el PSOE con ligera ventaja para este último. Lo expresó claramente Arriola, el principal experto electoral del PP, el mismo día 11 de marzo, en conversación con Mariano Rajoy: si el atentado era obra de ETA, el PP tenía la mayoría absoluta garantizada en las elecciones del día 14, pero si eran los islamistas u otros, perderían.

Que una ETA muy golpeada y debilitada por la colaboración policial francesa hubiera entrado en proceso de descomposición interna, de modo que una parte de sus miembros más "duros" estuviera dispuesta a iniciar una política de atentados indiscriminados, era una posibilidad muy real en marzo de 2004 e incluso un tiempo antes.

Pero ETA no fue la autora de la voladura de los trenes en Madrid el 11-M.

¿Por qué ETA no llevó a cabo ese atentado? Las razones son diversas, pero todas decisivas incluso tomadas de una en una:

Primero, porque ETA ya no estaba en condiciones operativas para desarrollarlo.

Segundo, porque a consecuencia de él, la organización iba a romperse y quizá a desaparecer.

Tercero, porque por su causa su base social iba a dividirse, enfrentarse y disminuir de manera irrecuperable.

Cuarto, porque hubiera cerrado definitivamente cualquier puerta a una negociación con el Estado español que permitiera al terrorismo vasco un final pactado.

Y quinto y último, porque habría dejado a ETA sin los ya escasos apoyos exteriores de que dispone, cegándole para siempre la posibilidad de acceso a cualquier clase de foro internacional.

Y sin embargo, Aznar y su gobierno esperaban (¿deseaban?) un atentado de ETA en las jornadas previas a las elecciones del 14 de marzo. Tal vez conocían la existencia de preparativos para un atentado sin saber quién lo preparaba. Tal vez, simplemente, alguien de toda confianza les había convencido de que habría un atentado muy importante, y ellos dedujeron por su cuenta que sólo podía ser ETA la autora.

Obcecación, sin duda. Pero también irresponsabilidad y cálculo político.

A pesar del atentado del terrorismo islamista contra intereses españoles en Casablanca, Marruecos, ocurrido en 2003, el gobierno español continuó sin tomar en serio la amenaza islamista radical, probablemente porque de haberlo hecho, al implementar medidas policiales visibles hubiera estado dando a entender que la política exterior aznarista podía tener un elevado precio en sangre para los españoles. Cosa que evidentemente habría incrementado el rechazo de una población ya muy sensibilizada (el 90% se manifestaba en contra de la participación de España en la guerra de Irak); el coste político que habría debido pagar ése gobierno habría sido altísimo.

Con todo, cuando en la mañana del 11 de marzo reventaron cuatro trenes de cercanías en Madrid, la tipología y magnitud de la bestialidad cometida desbordó con seguridad cualquier cálculo previo. El atentado superaba cuanto razonablemente podía esperarse que sucediese en España en materia de atentado terrorista. No había precedentes, tanto por la dimensión de la masacre como por la indiscriminación de las víctimas y la adscripción social de éstas.

Llama la atención que se escogieran precisamente como objetivos trenes de cercanías de la periferia obrera madrileña en hora punta. ¿Por qué no se hizo por ejemplo en una discoteca de moda como ocurrió en Bali, o en un estadio de fútbol repleto de un público interclasista como a posteriori se ha intentado según se nos ha dicho?.

Sencillamente porque el atentado del 11-M tiene un contenido clasista y antipacifista evidentes. Se trataba de golpear con la mayor dureza a quienes más contundentemente se habían opuesto –en manifestaciones y en las encuestas- a la Cruzada antiterrorista lanzada por la Administración Bush: las clases trabajadoras españolas. Se quería hacerles abjurar de su "error". El mensaje que transmitía el atentado era: ¿Véis como el terrorismo es un problema que nos alcanza a todos, incluso a quienes estáis en contra de nuestros métodos para acabar con él?.

Como correlato, el gobierno español intentó subirse a la cabeza de la ola y rentabilizar políticamente el sentimiento popular de horror e indignación desencadenado por el atentado, convocando manifestaciones de repulsa en todo el país para la tarde del 12 de marzo. Se buscaba la adhesión a las tesis gubernamentales y que el pueblo cerrara filas en torno a su gobierno. Pero la reacción que obtuvieron fue en sentido contrario: como Ceacescu en su balcón, los dirigentes del PP hubieron de soportar los gritos y los insultos de una ciudadanía irritada que exigía saber quiénes eran los responsables de la masacre.

Los que creían que lo lógico era que los españoles reaccionaran como los norteamericanos, cerrando y estrechando filas en torno a su gobierno, se equivocaron grandemente, y ello por las siguientes razones:

Primero, porque el pueblo español mantiene desde hace tiempo una profunda conciencia antibelicista, fruto de experiencias pasadas (significativamente, de la Guerra Civil española).

Segundo, porque la identificación sumisa con la política exterior norteamericana cuadra mal con la conciencia de un pueblo que desde 1898 recela de USA, país del que además sabe que contribuyó de modo decisivo a la consolidación y sostenimiento de la dictadura franquista.

Tercero, porque España no ha tenido desde hace siglos contencioso ninguno con la globalidad de los países árabes ni con el mundo musulmán. Además, la puntual aventura imperialista española en Marruecos a principios del siglo XX supuso tal baño de sangre para las clases populares españolas, que quedaron bien escarmentadas de que su país participara en empresas semejantes.

Cuarto, porque la no existencia entre los españoles de una sólida conciencia de superioridad racial en relación con otros pueblos, evitó que la responsabilidad del atentado se atribuyera de modo extensivo y genérico a "los moros", y por extensión a todos los musulmanes.

Quinto, la circunstancia de que un tercio de los muertos y heridos en los trenes de Madrid eran inmigrantes extranjeros, entre ellos muchos de cultura y religión islámica y la mayoría de estos de origen marroquí, neutralizó el hecho de que los autores del atentado fuesen asimismo marroquíes.

Sexto, porque las gigantescas manifestaciones populares contra la guerra celebradas la primavera anterior habían difundido entre los españoles una fuerte conciencia de globalidad positiva y solidaridad internacional, sentimientos fortalecidos por las horribles imágenes de muerte y destrucción ocasionadas por la invasión de Irak, imágenes que aquí, a diferencia de EEUU, sí pudieron verse en televisión.

Y séptimo, porque la acumulación de errores, mentiras, engaños y manipulaciones desplegados por el gobierno del PP desde el 2000 en multitud de casos ya célebres (Gescartera, "invisibilidad" de la huelga general, Prestige, Yak-42, guerra de Irak...), liquidó cualquier credibilidad que hubiera tenido anteriomente entre el común de la ciudadanía.

En marzo de 2004, el PP sencillamente no estaba en condiciones de llamar al conjunto del país a cerrar filas en torno a su gobierno. El crédito se les había agotado con acciones como la famosa entrevista en Televisión Española un año antes, en la que Aznar, mirando fijamente a la cámara, exhortó a todos los españoles a creer en su palabra cuando afirmaba que el Irak de Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva, y ello cuando ya era público y notorio gracias a los investigadores de la ONU que dichas armas no existían.

En resumen, el 11 de marzo de 2004 vino simplemente a confirmar que el país estaba en manos de un hatajo de embusteros ventajistas, y que las elecciones del 14 de marzo eran la ocasión para echarlos fuera del gobierno y aún de la política.

Si la concepción de la acción terrorista del 11-M partió del gobierno de los EEUU, de una parte de él o del poder realmente existente en ese país -el todopoderoso complejo militar-industrial, contra el que ya advertía Eisenhower en los años cincuenta, ahora en versión "neocon" aún más extremista y rapaz si cabe-, y si su despliegue corrió por cuenta de una agencia oficial de "servicios especiales" o fue un encargo a "empresas del terror" de carácter privado, probablemente no lo sabremos nunca. Sabemos, eso sí, quiénes fueron sus ejecutores directos –el terrorismo islamista-, y quiénes fueron los irresponsables que intentaron aprovecharse políticamente de ella: Aznar, su gobierno y su partido.

De todos modos, es obvio que quienes intentaron forzar una mayor identificación de España con las tesis antiterroristas de EEUU –y no tuvieron reparo en desencadenar una matanza de las características y proporciones como la que tuvo lugar en Madrid-, no actuaron tanto por beneficiar a un gobierno satélite cuanto en función de sus propios intereses estratégicos y globales; el sacrificio de tantos seres humanos debía haber convencido a los españoles de la bondad de las posiciones "antiterroristas globalizadoras" de la operación "Libertad Duradera" y sus prolongaciones presentes y futuras.

Y sin embargo, es sabido que el resultado que obtuvieron fue, como en el caso de Ceaucescu, exactamente el contrario al que aspiraban. El pueblo español, como en su momento el pueblo rumano, reaccionó valientemente contra engaños y manipulaciones. Si a los rumanos les movió en 1989 el hambre, el frío y el ansia de libertad, a los españoles en marzo de 2004 les empujó, a la calle primero y luego a las urnas, un ansia de justicia y de dignidad que ningún poder pudo detener.

martes, 10 de marzo de 2009

EEUU da vía libre a la investigación con células madre


Mientras la política económica de la nueva Administración norteamericana no se despega de las líneas trazadas por su antecesora en sus últimos tiempos -uso de los fondos públicos para intentar taponar la brutal hemorragia ocasionada por la economía especulativa en la economía real-, en materia social, cultural y científica parece empeñada en enterrar lo antes posible la obra de gobierno -es una manera de llamarla- llevada a cabo por Bush hijo y sus secuaces.

El paralelismo con el primer mandato de Zapatero resulta inevitable. Imitando al presidente español, Barack Obama se ha lanzado a una decidida serie de reformas que abren espacios progresistas tras la etapa de tinieblas vivida por los EEUU en la última década, al modo que en España se hizo tras la salida del poder de Aznar y su PP. Ocurre que el primer cuatrienio de Zapatero la economía andaba todavía boyante, y la Administración podía permitirse sufragar cualquier clase de iniciativas; hoy, tras la avalancha de dinero público malversado en "compensar" las pérdidas ocasionadas por el Casino Global Bursátil, la cosa está mucho más difícil de justificar cara a una opinión pública en estado de irritación aguda.

Con todo, decisiones como la de Obama acabando con la prohibición de financiar con fondos públicos federales la investigación con células madre embrionarias, sólo merece el aplauso de cualquiera que, más allá de cualquier discrepancia ideológica, se considere una persona racional y no un primate intoxicado por supercherías que deberían estar tipificadas en el Código penal de cualquier país civilizado. Lo más interesante es la actitud adoptada por el presidente Obama, en el sentido de que en EEUU se ha terminado la "barra libre" para la ultraderecha cristiana; a partir de ahora las decisiones científicas de la Casa Blanca se tomarán sobre la base de criterios objetivos y no atendiendo a razones políticas, ideológicas o religiosas (El País, 11-3-2009). Dice Obama que "Nos aseguraremos de que en esta Administración basemos nuestras decisiones en la ciencia más rigurosa; de que elijamos a los asesores según sus credenciales y experiencia, y no por su afiliación política o ideología, y de que seamos sinceros y honestos con la ciudadanía sobre qué ciencia está tras nuestras decisiones".

La financiación pública de la investigación científica cierra así un capítulo extraordinariamente negro de la historia de la ciencia moderna. Según Obama "En años recientes, en el campo de la investigación con células madre, en lugar de buscar nuevos avances, nuestro Gobierno nos ha forzado a escoger, en un dilema que yo creo que es falso, entre ciencia rigurosa y valores morales. Ambos no son irreconciliables", dijo. Enfermedades como el alzheimer, el párkinson y la diabetes pueden encontrar remedio a la vuelta de pocos años gracias al uso de células madre, ya experimentado en animales de laboratorio. Eso sí, nadie va a devolver las vidas perdidas por causa del parón científico.

La reacción de los sectores más cavernícolas no ha tardado en producirse. A los políticos y agitadores norteamericanos habituales se ha sumado con la rapidez y el desparpajo acostumbrado el Vaticano católico, que vuelve a la carga con su estúpida "defensa de la vida" desde el espermatozoide hasta el nacimiento (aunque siga sin decir nada sobre la pena de muerte, o siga legitimando el SIDA al combatir el uso del preservativo). No hay que ser muy brillante para intuir que tras esas posiciones ideológicas se encuentran intereses materiales muy concretos, como es el caso de los grandes laboratorios farmacéuticos (industria en las que la Iglesia católica tiene al parecer fuerte participación), interesados en la cronificación de las enfermedades y no en su solución: su negocio depende de que todos estemos enfermos el mayor tiempo posible mientras consumimos sus productos.

lunes, 9 de marzo de 2009

Matar no es crear cultura


La concesión de la medalla de Bellas Artes a un torero "mediático" ha abierto una guerra en el gremio de los matadores de toros, por mor de que algunos de los más afamados entre ellos entienden que el recién premiado carece de méritos en su "arte". El galardonado es al parecer asiduo de los programas rosas, y esa adscripción al famoseo la interpretan los puristas del asunto como una desvirtuación de la llamada "cultura taurina".

A mí lo que me ha desconcertado de entrada, es que el Consejo de Ministros del Reino de España pierda el tiempo otorgando medallas de Bellas Artes. Y ello porque sospecho que los conocimientos en materia cultural en general y de Bellas Artes en particular de más de un ministro o ministra, resultan no ya manifiestamente mejorables sino simplemente inexistentes. Pero es que aun en el caso de que algún día el elenco ministerial español estuviese integrado por personas de nivel cultural irreprochable, me seguiría pareciendo extraño que sus componentes ocuparan parte de sus deliberaciones en valorar méritos de candidatos a premios relacionados con la cultura, proceloso mundo en el que como es sabido las opiniones van por barrios, casi cada cual tiene la suya y sobran los expertos y gurús.

Pero en fin, más allá de esas dos consideraciones lo que me tiene al borde del pasmo es que el Gobierno de España premie, como si realmente fuera una "Bella Arte" (!), la tortura y masacre de una pobre bestia acorralada, finiquitada ante los ojos de un público capaz de pagar una entrada por presenciar un espectáculo así.

En el cruce de acusaciones entre los bandos taurinos en litigio por este asunto se están usando palabras supuestamente mayores del tipo -cito textualmente- "el concepto de arte del toreo está degenerando" (¡y tanto que degenera!), mientras se manejan términos como "técnica", "estética", "valor" y otras majaderías taurófilas por el estilo. Claro que también se habla de cosas bastante más reales y prosaicas, como publicidad y contratos; no cuesta mucho adivinar al fondo de todo la palabra "dinero".

A mí toda esta polémica me da vergüenza ajena y también un poco propia, en la medida de que contribuye a que sigamos cargando con todo merecimiento el sambenito de ser el país más salvaje de Europa.

domingo, 8 de marzo de 2009

8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora. O no

En los últimos años hemos visto como progresivamente el Día de la Mujer Trabajadora se ha ido travestizando hasta convertirse en un aséptico, burgués y "progresista" Día de la Mujer a secas.

A mí me gustaba más cuando el 8 de marzo se ceñía a reivindicar los derechos de aquellas que por su condición simultánea de mujeres y trabajadoras, sumaban explotación sobre explotación: la que padecían en la empresa, y la que padecían en casa. Ahora resulta que el 8 de marzo aparecen en los medios unas señoras con traje chaqueta sentadas en bonitos despachos explicando lo jodido que es ser empresaria o diputada en Cortes, o incluso lo discriminadas que están las mujeres porque todavía ninguna ha alcanzado el generalato en las Fuerzas Armadas.

No sé, a mí me da la impresión de que nos han robado otro símbolo. La burguesía progresista es lo que tiene, que puestos a arrebatar banderas y silenciar reivindicaciones resultan insaciables.

jueves, 5 de marzo de 2009

Matar homosexuales puede salir gratis en España


La Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a Jacobo Piñeiro, convicto y confeso del asesinato de dos gays de Vigo, a 20 años de prisión por incendio premeditado, único delito del que el jurado popular encontró culpable al acusado.

Según el jurado, Piñeiro actuó en "defensa propia"al ser presa de un "miedo insuperable" a que le violara la pareja de gays a los que había conocido en una noche de juerga, y a los que acompañó por propia voluntad a su apartamento. Una vez allí, el "miedo insuperable" le llevó a asestar 57 puñaladas a las dos víctimas.

El incendio en el piso lo provocó Piñeiro para borrar las huellas del doble crimen. Con esa misma voluntad llenó una maleta con objetos de valor a fin de fingir un robo, delito del cual ha sido también increíblemente absuelto.

Está claro que el jurado popular dictó sentencia desde los prejuicios más bestias y arraigados fruto de un machismo demente y trasnochado, y que sigue urecurriendo a los testículos para razonar. Una pena, en pleno siglo XXI. Pero no todo en este caso es machismo y homofobia. Resulta alucinante que se absuelva a alguien de dar muerte a dos semejantes después de haberse probado que les asestó medio centenar de puñaladas, y en cambio se le condene a 20 años, una de las penas mayores del Código Penal español, por quemar una vivienda, acto que aún constituyendo un delito grave, no resiste comparación posible con arrebatarle la vida a otros seres humanos a cuchilladas y haciendo gala de un enseñamiento que parece sacado de los grabados de Goya sobre los desastres de la guerra.

Así que quemar un piso es más grave que matar a una persona. ¿Pero qué idea de justicia tienen los señores y señoras que integraron ése jurado popular? ¿nadie va exigirles responsabilidades? Y por cierto ¿quién seleccionó a semejante tropa para actuar como jurado?. Se supone que antes de ser aceptados como miembros de esa institución hubo una entrevista previa selectiva. ¿Tampoco se le van a pedir responsabilidades al "experto" entrevistador, que al parecer fue incapaz de percibir los prejuicios homofóbicos de la pandilla convocada?.

Parece que finalmente el fiscal del caso interpondrá recurso para que se anule el juicio. Si queda algo de cordura en los aparatos judiciales españoles, lo más probable es que el juicio termine repitiéndose con un jurado popular distinto.

O tal vez no suceda así, y en ese caso tampoco habrá que admirarse demasiado. Casi nada de que lo que pueda salir de un tribunal español es ya motivo de sopresa.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Carrero Blanco en Cuba


La fulminante destitución de lo más granado del sector "aperturista" del régimen cubano, nos retrotrae a aquellos tiempos del tardofranquismo en los que con Franco en la Unidad de Cuidados Intensivos y luego ya de cuerpo presente, las "familias" del régimen bailaban un rigodón en el que un día ganaban puntos los "aperturistas" y al siguiente eran los "azules" (los franquistas más duros) quienes imponían sus criterios.

Al parecer el vencedor de la reciente crisis ministerial cubana -probablemente aún no cerrada por completo-, ha sido Raúl Castro, hermano del Fundador y continuador suyo a título de....no se sabe bien qué, pero en todo caso actual piloto único de la nave del Estado, con el permiso de un Fidel que desde la relativa distancia de quien ha debido ceder sus poderes ejecutivos conserva la capacidad de "orientar" el proceso, y sobre todo de influir sobre las decisiones al más alto nivel (al modo que lo hacía Franco durante su largo adiós). Raúl ha prescindido de hombres a los que se consideraba miembros del círculo más cercano a su hermano Fidel, quien por cierto se ha despedido de ellos con una sorprendente filípica en la que de manera poco disimulada les llama corruptos, traidores y vendidos al "enemigo exterior".

Todo parece indicar que Raúl Castro, que como digo viene oficiando el papel que Franco soñó en su día para el almirante Carrero Blanco como continuador y garante de su régimen, al margen de que hubiera un rey que ocupara nominalmente la jefatura del Estado, ha impuesto su propio equipo para desarrollar ese proyecto de fidelismo sin Fidel al modo que en su día se intentó el franquismo sin Franco. Raúl ha despedido a políticos de experiencia probablemente más interesados en mantenerse en el poder que en asegurar la continuidad del régimen en el futuro, y los ha substituido por un grupo de viejos militares fieles al régimen y a los hermanos Castro; algo así como si se hubieran salido con la suya aquellos carcamales de uniforme -el "búnker"- que en los albores de la transición española gritaban a la menor ocasión "Ejército al poder!", temerosos de que los cambios que se preveían acabaran con su hegemonía y provilegios. En tiempos azarosos, recurrir a los militares es la tentación de todo grupo dirigente que quiere conservar su poder por encima de cualquier otro criterio o guía de actuación.

Ocurre que a Carrero Blanco lo envió ETA a los cielos, reventando así el proyecto continuista del franquismo y dando paso a la transición hacia un régimen democrático formal. Fue aquél un atentado tras el que hace años se conoce hubo la mano del Departamento de Estado de los Estados Unidos, dirigido entonces por el omnipotente Henry Kissinger. Hoy los tiempos no son los mismos ni siquiera para el Departamento de Estado, Raúl Castro goza oficialmente de buena salud y no hay terrorismo que le amenace físicamente, así que su continuidad al frente del proyecto de llevar a Cuba del fidelismo puro al fidelismo sin Fidel está de momento garantizada salvo imprevistos. A corto plazo tampoco es previsible -aunque no descartable- un estallido social en Cuba, una posibilidad que acogotaba a la clase dirigente franquista mientras Franco agonizaba. La responsabilidad de lo que suceda en adelante es pues toda de Raúl, y ése parece haber sido el voto de confianza otorgado por su hermano al apoyar sus cambios en los equipos dirigentes. De momento, como jugador cauteloso y conservador que es, el Carrero Blanco del castrismo se ha enrocado ya desde los primeros movimientos.

Pero nada es eterno, ni siquiera el castrismo. Nadie conoce todavía al Adolfo Suárez habanero, pero descuiden, seguro que ya ocupa asiento importante en ese Consejo Nacional del Movimiento caribeño que es la dirección del PC cubano.

martes, 3 de marzo de 2009

Vientos de cambio en el País Vasco


El resultado de las elecciones autonómicas vascas deja abiertas prácticamente todas las posibilidades combinatorias para formar el nuevo Gobierno. La primera constatación con todo, es la saludable pluralidad -fragmentación dirían otros- de la sociedad vasca, que obliga a sus políticos a realizar un ejercicio de imaginación muy superior al promedio de las restantes comunidades autónomas.

Los vascos han decidido de nuevo, y lo han hecho en dos direcciones aparentemente contradictorias, pero en realidad complementarias: han reforzado al PNV (al tiempo que le negaban la mayoría para gobernar solo o con muletas), y le han dado un espaldarazo a la línea mantenida por el PSE (pero no permitiéndole el acceso al gobierno vasco sino es con sólidas alianzas).

Desde hace un siglo PNV y PSE han protagonizado la vida política vasca, aunque no de un modo tan absoluto como para que unos y otros se instalaran en un bipartidismo "a la española". En realidad la hegemonía mantenida por el PNV a lo largo de los últimos 30 años en las instituciones vascas se ha debido más a su habilidad para postularse como "mal menor" que a otra cosa. El PNV ha sido el mal menor para los gobiernos españoles y los aparatos del Estado, pero también para los independentistas vascos, demócratas o radicales. Unos y otros le han soportado "mientras tanto" llegaba su momento, y es así como la política vasca ha quedado marcada durante tres décadas por los bandazos de un partido para el que el poder es una religión, y su identificación con el país llega al extremo de haberle inventado el nombre y convertido en Día Nacional el que conmemoraba su propia fundación.

Todo eso está entrando en crisis, aunque obviamente el PNV se va a mantener en primera línea del escenario político vasco -y español- por muchos años más. La renovación en el seno del PSE ha llevado a este partido a abanderar un fuerte deseo de cambio, tan extendido como difuso en muchas franjas fronterizas de la sociedad vasca. Sin renunciar a sus señas históricas de identidad, que pasan fundamentalmente por el obrerismo vizcaíno, el PSE es hoy un partido que ha asumido las tesis vasquistas de los socialistas guipuzcoanos, así como aportaciones de otros colectivos que en los últimos años han ido integrándose en el partido y que en algunos casos tuvieron contacto en otro momento histórico con posicionamientos radicales. Por tanto hoy el PSE ya no da miedo a nadie y es capaz de entenderse con cualquiera; sus dirigentes han demostrado cintura en la política vasca e independencia respecto a "Madrid". Su buena sintonía con el PSOE no excluye además una cierta posición de fuerza; digan lo que digan los medios madrileños, Zapatero necesita hoy más al PSE que el PSE a Zapatero.

Al final pues, y una vez más, el entendimiento entre PNV y PSE es inevitable. No puede haber "choque de trenes" como se ha apresurado a decir José Blanco, el actual número dos del PSOE. La negociación entre nacionalistas y socialistas, sino ahora sí a medio plazo, resulta inevitable. Los hilos maestros de esa negociación se irán definiendo en las próximas semanas.

¿Los demás? Simplemente no cuentan. El PP no puede aspirar a nada todavía en el País Vasco, a pesar del esfuerzo por civilizarlo que han hecho en los últimos meses sus actuales dirigentes, una vez desalojada la extrema derecha de su dirección. Las muletas en las que se apoyó el PNV en la pasada legislatura -EA y EB-, están destrozadas irremisiblemente. Aralar necesita tiempo para crecer y consolidarse como la propuesta de independentismo democrático que pretender ser.

¿Y ETA? Ése es, como siempre, el problema de fondo. Con todo, parece que por fin hay luz al final del túnel. En estas elecciones el voto proetarra se ha fragmentado como nunca: una parte ha seguido la consigna de voto nulo (un 8'5% de los votantes), otra parte ha ido a la abstención y los más posibilistas han repartido su voto entre Aralar y PNV. La disciplina de hierro impuesta por ETA a sus bases sociales está quebrada.

Y en fin, si ETA está acabada como organización armada (aunque todavía pueda hacer daño) y su entorno social se cuartea entre diferentes opciones, el cambio real puede estar llegando al País Vasco. Y ése cambio ha de liderarlo un gobierno articulado en torno a las dos organizaciones que representan no sólo a la mayoría de los vascos sino a los dos proyectos de país del encuentro de los cuales, una vez desaparecida ETA, ha de surgir la síntesis que definirá el futuro de Euskadi por mucho tiempo.

lunes, 2 de marzo de 2009

El PP gana en la Galicia podrida


La verdadera campaña electoral que le ha dado el triunfo al Partido Popular gallego.
(El dibujo es de El Roto)

domingo, 1 de marzo de 2009

Querido Pepe Rubianes


Sólo he visto de cerca y conversado con Pepe Rubianes una vez en mi vida. Fue a finales de los años ochenta, en la sala de actos de un centro cívico de la periferia barcelonesa del que por aquél entonces yo era director. Pepe vino a actuar gratis como parte de un programa de solidaridad con el exilio chileno. Hablamos un ratito por la tarde, mientras Pepe y su ayudante preparaban el pequeño escenario y se aclimataban al entorno en el que esa noche diría uno de esos descacharrantes monólogos suyos. Sino recuerdo mal era aquél del misionero que fue al colegio de curas donde se educaba -es un decir- Rubianes, y les explicaba a los chavales las cosas que le habían pasado en la Amazonia a manos de los "inditos"; lo que explicaba Pepe era la pura realidad, porque aquél frikie con sotana blanca había venido también a mi colegio de curas a contarnos como se había cortado la lengua para no pecar, y no sé cuantas barbaridades más por el estilo.

Recuerdo de aquel día el modo afectuoso con el que Pepe trataba a todo el mundo, incluido su ayudante. No había nada de divo en él, al contrario, fuera del escenario se le veía tímido y casi apocado, con unas gafas recién estrenadas que lucía diciendo que le hacían más guapo (una manera de sobrellevar la patente incomodidad que le producían). Fumaba como un carretero, y aquél día, estoy hablando de hace veintitantos años, tenía la garganta destrozada por los malditos cigarrillos. Aún así actuó, en un esfuerzo de profesionalidad bastante raro en el mundillo teatral. El estaba contento de estar allí, rodeado por un público de barrio que le adoraba y con el que se identificaba por completo, y al que le encantaba hacer reír y pensar. Recuerdo que ni siquiera me pidió un sitio para cambiarse -lo hizo en los lavabos-, y tampoco solicitó ni una botella de agua; cuando le apeteció tomar una, bajó al bar del centro y la pagó en la barra.

Como digo nunca más volví a verle de cerca. Hace tres o cuatro años se organizó en torno a Pepe Rubianes una de esas cacerías que tanto le gustan a la extrema derecha mediática española, a propósito de unas declaraciones suyas en un programa de TV3, la televisión autonómica catalana, en donde decía en rotundo castellano que el PP y los fascistas en general se metieran su España por donde les cupiera, y que estaba hasta los cojones de la murga de esa gentuza con el patriotismo y esas mierdas. Le llamaron de todo en una campaña mediática brutal, y no sólo eso; el Ayuntamiento de Madrid, que le había contratado, tuvo que anular las actuaciones previstas, de acuerdo con él. También le amenazaron de muerte. Así que durante una larga temporada Rubianes desapareció en su casa de Kenia, de la que sólo salía para venir a su Barcelona, su ciudad refugio de tantos años, donde sabía que se le quería como a pocos y él se sentía seguro y protegido.

Y es que Pepe Rubianes se definía como gallego, catalán, español, internacionalista, demócrata, libertario, republicano y por encima de todo, antifranquista. Por eso tuvo los enemigos que tuvo, y a todos ellos aunque les temía, pues sabía lo bestias que son y las cosas que han llegado a hacer en este país, los combatía con una sonrisa armada con una pulla.

Pepe ya no volverá a los teatros, ni a los centros cívicos ni a la televisión. Se ha muerto hoy. Sospecho que el irse en esta fecha, en la que en Galicia se vota con la posibilidad bastante real de que el PP vuelva a gobernar la comunidad autónoma, ha sido un cierto corte de mangas suyo a toda esa gentuza. Meteros Galicia por el culo y dejadme en paz, so mamones, parece haberles dicho.

Al menos, a ése gallego ya no van a gobernarlo caciques, corruptos, narcos, cuervos y toda esa pléyade de cavernícolas que integran la derecha sociológica y política más podrida de España.