miércoles, 15 de diciembre de 2010

Plataforma por Catalunya, el nazismo ya está aquí


En las recientes elecciones autonómicas catalanas, un partido que se presentaba por primera vez, la llamada Plataforma por Catalunya (PxC), recogió 75.000 votos y estuvo a sólo unas décimas de lograr sentar de 1 a 3 diputados en el Parlament catalán. PxC es una fuerza de carácter xenóbofo y racista, es decir inequívocamente fascista, y realmente "transversal", en la medida que recoge voto de extrema derecha tanto de carácter catalanista como españolista.

El origen de PxC se sitúa hace apenas tres años, cuando irrumpió con más ruido que nueces en las elecciones municipales, logrando un modesto puñado de concejales en el territorio de la Catalunya interior, esa "Catalunya catalana" hasta ahora coto político de fuerzas nacionalistas catalanas. Su presencia se ha ido generando en metástasis desde la significativa ciudad de Vic, "la ciutat dels sants", el epicentro mismo desde hace siglo y medio de la Catalunya más reaccionaria, frailuna, carlista y patriotera. Fue precisamente el pánico de los partidos parlamentarios representados en el Ayuntamiento de Vic el que desató la infección: su temor a ser desbordados por los nazis de PxC les llevó a asumir una parte de sus postulados, en cuanto a iniciar el tratamiento discriminatorio de los inmigrantes desde las instituciones públicas.

Esa corriente suicida favorable a la integración de propuestas segregacionistas que con la ley en la mano son criminales, en cuanto que vulneran la Constitución vigente, que de manera explícita prohíbe en España la discriminación por razones de sexo, raza, religión y otras variables semejantes, no ha dejado de crecer. Los partidos parlamentarios y se supone que democráticos, tienen miedo a que su clientela se deje seducir por estos canallas de PxC y otros que vendrán. Su remedio es el propio de gente muy estúpida, además de suicida: incorporar a sus programas politicos la persecución graduada de inmigrantes. En el caso de los partidos de izquierda, singularmente el PSC, tal proceder representa lisa y llanamente traicionar valores fundamentales que están en el origen y la existencia mismas del movimiento obrero y socialista.

Esta misma semana dos alcaldesas digamos socialistas, las de Hospitalet del Llobregat y Salt, han anunciado muy ufanas que en sus respectivos municipios regirán normas que comportarán la prohibición del reagrupamiento familiar y la extensión de certificados de arraigo a aquellos inmigrantes cuyo comportamiento vulnere las normas de civismo. Ocurre que para empezar, no todos los municipios regulan por norma escrita la represión de conductas incívicas, y que aún cuando éstas quedan recogidas en ordenanzas municipales, cada cual las redacta como le viene en gana. Podría suceder pues que una conducta tipificada como incívica en Hospitalet no lo fuera en El Prat, o que en Cornellà ni siquiera existiera una regulación legal del civismo. Sucede también que como comentaba anoche en la radio una periodista barcelonesa, bastaría conque un "blanco" racista denunciara con razón o sin ella por incivismo a un vecino inmigrante, para que éste perdiera o viera en suspenso su posibilidad de acogerse a lo que son derechos legalmente reconocidos por normas de rango superior al municipal, como son las leyes del Estado. Es decir que las dos munícipes "socialistas" están haciendo un pan como unas hostias, al pasarse por el arco del triunfo derechos fundamentales de las personas consagrados por leyes orgánicas españolas y, desde luego por la de rango superior a todas ellas, la Constitución vigente. Ítem más, si las dos alcaldesas siguen empeñadas en sacar adelante tamaña aberración, podrían encontrarse con denuncias en los juzgados por atentar contra derechos fundamentales de las personas que a todos amparan, autóctonos e inmigrantes, cual es sin ir más lejos el de reunir a la propia familia. Queda por último el hecho vergonzoso de que tanto Hospitalet como Salt son municipios cuya población está formada en su gran mayoría precisamente por inmigrantes españoles y sus descendientes: ¿les gustaría a ellos recibir algún día el mismo trato que los ediles locales proponen para los nuevos inmigrantes?.

La dinámica podrida de crear normas de bajo rango (o de superior, si el incendio crece) específicas para inmigrantes no debe tener sitio en un país que se rige por leyes democráticas que aseguran derechos y deberes para todos. Las leyes que regulan la convivencia y la hacen posible ya existen. Los inmigrantes que delinquen deben ser puestos a disposición de la justicia, como cualquier otro ciudadano, y responder por sus acciones. Pero fabricar excusas a medida para demostrar que aquí también sabemos pegarle al más débil no es sólo de cobardes, sino sobre todo de delincuentes que algún día habrán de dar cuenta de sus actos; ténganlo en cuenta, señoras alcaldesas de Hospitalet y Salt e imitadores que estén pensando en apuntarse a la razzia.

5 comentarios:

Celemin dijo...

El contrarevolucionismo social, está llegando a un extremo inaceptable. Si poco a poco están acabando con cualquier atisbo de justicia social, de derechos del trabajador y de libertad individual, tener que volver a luchar por la igualdad de sexos, de religión, de raza y de color, nos hace estar muy, pero que muy adentro de un pozo lúgubre y satánico.
Nunca entenderé que alguien que es emigrante (aunque sea dentro de su propio estado) pueda ser racista e ir contra otros emigrantes. Las fronteras las ponen los hombres y una persona de Ceuta, no creo que sea muy distinta a una de Fez.
Pero, conozco algún caso de personas que, habiendo sido emigrantes en Alemania en los 60, ahora defienden que se espulse a todos los extranjeros a-legales. Es la falta de memoria y el temor a perder lo poco que uno tiene lo que lleva al hombre a ser tan estúpido. Y desde luego, no es escusable.
Salud, amigo.

TaleQ dijo...

No tiene q ver mucho con el contenido general de la entrada pero si con las ordenanzas municipales absurdas. En Granada tenemos toque de queda:
http://www.youtube.com/watch?v=EO1nlpoOhUo

Joaquim dijo...

La manía de los ayuntamientos de legislar "pro domo sua" no es nueva y suele dar algunos quebraderos de cabeza a los ciudadanos. De todos modos y en este caso, el asunto trasciende el marco de las tonterías municipales acostumbradas y entra en terrenos muy peligrosos, afectando a derechos fundamentales.

Porque además hoy les toca a los inmigrantes, pero como en los famosos versos atribuidos a Bertold Brecht mañana serán otros colectivos los afectados y pasado nos tocará a nosotros.

Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

Esto es una prueba de que la política se ha degradado. Es la política como oficio y no como vocación.
Si estas alcaldesas tuviesen ideología, harían justamente lo contrario de lo que están haciendo esos grupos y no pretender cosechar votos con la discriminación de la inmigración.
Si se quedan sin votos por luchar contra el racismo y la xenofobia, con más fuerza y mejor pedagogía intentar dar la vuelta a ese pensamiento.
Porque si no ¿ en qué se diferencian del adversario político?

R.E.G.S.

Joaquim dijo...

Efectivamente Anónimo, ese es el problema: que la gran mayoría de nuestros representantes políticos son gestores sin ideología. Lo que además les hace muy vulnerables a estados de opinión creados -la famosa opinión publicada, que no pública-, y a la defensa de la poltrona propia por encima de cualquier otra consideración.