viernes, 3 de diciembre de 2010

Elecciones en Catalunya: el futuro es el pasado (y 2)



Aún no habían pasado 24 horas del cierre de los colegios electorales catalanes cuando el señor Artur Mas declaraba públicamente que la primera medida de su gobierno sería bajar impuestos en general y eliminar el impuesto sobre las sucesiones. Toda una declaración de principios, que deja claro quién ha ganado realmente estas elecciones: la derecha de toda la vida.

Es obvio que cada tipo de elecciones (autonómicas, municipales y generales) tiene su propio perfil, y que en Catalunya el votante, sobre todo el de izquierdas y más concretamente el socialista, vota en cada una de ellas con una sensibilidad diferente. El PSC confía en que sus resultados en las municipales serán sensiblemente mejores, y en las generales mucho más. Así ha sido hasta ahora, pero esa tendencia histórica puede haberse quebrado ya; en realidad, con los datos en la mano, hace tiempo que se ha roto, y la abstención creciente amenaza con reducir la participación del votante de izquierdas a niveles similares en cada una de esas convocatorias. Veamos.

Contra lo que dice el mito interesado, en Catalunya no existe el "voto dual" socialista, que unas veces votaría al PSC (generales y municipales) y otras a CiU (autonómicas). El voto socialista mayoritario, el de las clases trabajadoras del Área Metropolitana de Barcelona, o vota socialista o se refugia en la abstención. Quienes cambian su voto circunstancialmente son una pequeña minoría, precisamente los sectores de la burguesía catalanista progresista que votan socialista para frenar al PP en las elecciones de nivel español y suelen hacerlo también en las municipales por identificación con los candidatos socialistas locales de su misma extracción social, pero en las autonómicas recuperan su identificación de clase con los intereses que defiende CiU y con los mitos ideológicos que propugna esta coalición, difusamente sintetizados en lo que suele llamarse "catalanismo" en cualquiera de sus versiones (autonomista, soberanista, independentista), y que por cierto poco o nada tiene que ver con el federalismo histórico de la izquierda catalana.

Los números cantan. Sobre un censo casi idéntico al de 2006 y con una participación superior en casi cuatro puntos a la de ese año, el PSC pierde en cifras redondas 230.000 votos. Los pierde en Barcelona y en el antiguo Cinturón Rojo rumbo a la abstención (voto obrero y popular), pero también en comarcas (voto de la pequeña y mediana burguesía catalanista). En Barcelona ciudad el PSC sólo gana en el distrito obrero de Nou Barris. La participación en la ciudad ha sido de un 62%. Como siempre, los distritos donde más se participa son los que votan derecha sea catalanista o españolista: Sarrià el 73%, Les Corts, 70'5 %, Eixample 66,5%, Gràcia 66'2%. Los distritos que votan izquierda son una vez más vez los menos participativos: Sant Martí, 60%, Nou Barris 54%, Ciutat Vella, 47'5%. La clave de la derrota barcelonesa del PSC reside de nuevo en ese diferencial de casi 20 puntos entre Sarrià y Nou Barris, situación que se extiende a los municipios de toda la provincia y en general, como digo, de todo el país: mientras que en los barrios de clase trabajadora la abstención es marcadamente superior a la media, en los barrios burgueses la participación se sitúa muy por encima de la media. Paralelamente, en el conjunto de la provincia de Barcelona, la más poblada y la que con distancia mayor número de diputados elige, contra más nos alejamos de la capital más crece el voto a la derecha; los municipios de la tercera y cuarta corona, de tamaño pequeño y mediano y social y políticamente burgueses, votan más y votan a la derecha, en tanto en los grandes municipios de la primera y segunda corona, los mas próximos a Barcelona, con población de clase trabajadora e inclinados a la izquierda, la abstención crece sin cesar sea cual sea el tipo de convocatoria (aunque obviamente, éstas sean solo sean comparables entre sí) .

En conjunto, de unas autonómicas a otras la izquierda catalana (PSC+IC) ha pasado del 37'5 % de los votos en 2006 al 25'5% en 2010. La derecha (CiU+ERC) se mantiene exactamente en el 45'5%% en las dos elecciones (lo que evidencia el trasvase de votos de ERC a CiU), y la extrema derecha (PP+Ciutadans+SI (Laporta), del 13'5% al 19%. Hay que destacar por último que Plataforma per Catalunya (PxC) la opción nazi que encabeza Josep (antes José) Anglada, ex miembro de la Guardia de Franco, ha obtenido 75.000 votos y ha estado a punto de conseguir representación parlamentaria.

En voto popular es obvio pues que se produce una nueva fuga de votantes de la izquierda hacia la abstención (pérdida en conjunto de un tercio de los votos en relación a 2006), mientras la derecha no avanza pero consolida su espacio (con un trasvase interno de votos de una formación a otra), y hay un apunte aún modesto pero ya significativo (casi llega al 20%) de la extrema derecha. En resumen, la derecha gana no porque reciba votos de gente de izquierdas, sino porque éstos dejan de votar.

Otras lecturas basadas en el supuesto eje mental nacionalismo catalán-nacionalismo español son superestructurales, y por tanto puramente ideológicas en la acepción académica del término. El peso de ese factor como determinante del comportamiento electoral es mínimo, y apenas reviste el carácter de excusa salvo para algunos segmentos muy minoritarios del electorado catalán. Es el origen de clase y la cultura política individual insertados en el marco de lo colectivo quienes continúan determinando dicho comportamiento y más aún en un período de crisis global, que en el campo de la izquierda está evidenciando en toda su crudeza la diferencia entre las aspiraciones de los votantes y la praxis de los políticos que la representan; algo que por contra no ocurre en la derecha, donde la identidad entre los intereses de sus votantes y la acción de sus políticos es total. Esa es la clave del declive de la izquierda en todas partes, y de la paralela consolidación de la derecha.

En la imagen que ilustra el post, cola de votantes ante las puertas de un colegio electoral de Barcelona en un barrio de clase burguesa durante las elecciones de febrero de 1936, fotografía de Agustí Centelles.

4 comentarios:

Joaquim dijo...

Corrección de una errata: olvidé sumar los votos del PP. En realidad tampoco pasa nada, dada la irrelevancia de este partido en Catalunya, donde es una organización fuera del sistema político.

Sumados los porcentajes del PP al resto de partidos con ideología de extrema derecha (Ciutadans, y en 2010 también la SI de Laporta), en 2006 este sector del espectro político alcanzó el 13'5% de los votos, y en 2010 ha obtenido el 19%.

Celemin dijo...

El análisis, amigo Joaquim, a mi gusto se te a quedado a medias. Muy bien explicado lo de la abstención y el traspaso de votos desde ERC a CIU (cosa que desde Madrid, también veo yo).

Lo que me interesaría, es saber porque el PSC ha perdido 250.000 votos. Cuales son las causas: el tripartito, la sumisión al P$%€, el apartamiento de todas las figuras catalanistas del PSC en favor de las españolistas. No se lo que sea.

No vivo en Cataluña y no conozco muy bien vuestra forma de actuar. Así que, como conocimiento, aunque sea subjetivo, me gustaría que otro día presentaras tu opinión de las causas de la debacle y si en las generales puede ocurrir lo mismo.

Saludos, amigo.

Joaquim dijo...

El por qué cada vez que hay elecciones el PSC pierde decenas de miles de votos lo sintetizó en una sola frase Josep Ramoneda el día siguiente de las elecciones: "El PSC piensa que se puede gobernar sin hechos y sin palabras". Es decir, gobierna desde el puro pragmatismo, de un modo carente de proyecto político y en última instancia, de referencias ideológicas. Ese es el núcleo del problema.

Todo lo demás, los factores que tú señalas y otros más que se podrían añadir, son tan ciertos como secundarios respecto a esa cuestión central: hoy el PSC no es más que una máquina de gobernar -y por tanto, de colocar gente- carente de cualquier tipo de alma.

Esa es la gran decepción de su electorado, y la explicación de por qué se refugian en la abstención. No son los electores socialistas quienes cambian de ideología, es su partido el que la ha abandonado por completo.

Celemin dijo...

Pues ya lo siento Joaquim. No pensé que fuera tan grave.

Salud, amigo