miércoles, 2 de junio de 2010

Jinetes mongoles en el Ampurdán




Cuenta Eduardo Punset en su libro "Viaje al poder de la mente" que sus hijas nacieron todas con una mancha azulada en el cóccix (coxis o rabadilla, se decía años atrás). Según dice el mismo Punset, tal señal de nacimiento no es rara entre los habitantes de una pequeña población de la comarca del Ampurdán, de la que proceden los Punset. La explicación se le dieron los médicos en Washington, tras el nacimiento de su tercera hija: esa mancha azulada la tiene la mayoría de la población de Kazajistán, y es herencia genética de los antiguos mongoles.

Resulta que los mongoles se pasaban la vida a caballo, y fruto de esa circunstancia fue la aparición de esa pequeña mancha, originada por el frotamiento del trasero humano con la montura. Hacia el siglo X los mongoles se desparramaron hacia Occidente, y algo más tarde se les cerró el paso, dicen, tras una descomunal batalla en las llanuras húngaras, lo que al parecer no evitó que alguno de aquellos legendarios jinetes llegara hasta el norte de Catalunya y dejara allí su impronta genética.

Claro que Punset no es el único que puede presumir de herencia asiática. Hace tantos años que no quiero ni contarlos, a un servidor le revisó la vista el doctor Ignasi Barraquer, oftalmólogo de fama mundial. Tenía yo cinco años. El hombre me diagnosticó rápidamente astigmatismo miópico, y me recetó llevar gafas de por vida. Luego llamó a su hijo, el doctor Joaquim Barraquer, y le invitó a echarme una ojeada, mientras murmuraba algo así como "qué curioso, qué curioso" . Resulta que según descubrió el doctor Barraquer sólo con examinarme visualmente y palpar mi rostro, la configuración de la estructura ósea que rodea mis ojos proviene al parecer directamente de Extremo Oriente.

Hay infinidad de anécdotas de este estilo. En la provincia de Sevilla existe una comarca donde abundan los hombres altos y rubios: descienden de mercenarios eslavos importados en la época de los Reinos de Taifas hispanomusulmanes, en plena Alta Edad Media. En el norte de Castilla la Vieja y sobre todo en León, en los pueblos se dan desde siempre y con cierta frecuencia tipos pelirrojos y membrudos, muy diferentes de aspecto al tradicional campesino ibérico, chaparro y moreno: son gente en los que dominan genes visigodos, es decir, germánicos, llegados a la Península Ibérica hace milenio y medio.

Pero se puede ir mucho más atrás, incluso más allá de las decenas de miles de años a los que seguramente se remonta el gen extremo-oriental que heredó un servidor. Al parecer los científicos que se dedican a estudiar estos asuntos han comenzado a rastrear, y a encontrar, la presencia de genes neanderthales en poblaciones europeas contemporáneas. Lo cual conduce de cabeza a una verdadera revolución en la Paleontología, y sobre todo en el conocimiento de nosotros mismos y de nuestros orígenes. Resultaría que el Homo Sapiens actual (o Cromagnon, en mis tiempos de estudiante) no sería un "humano" aparecido sobre la Tierra tal como somos ahora, sino que en algún momento de su evolución se habría cruzado con el hasta hace poco considerado semihumano Neanderthal. De ese cruce comienzan a haber algo más que indicios, como los restos fosilizados de un niño descubiertos en Portugal hace algunos años, restos que inequívocamente corresponden a un mestizo directo, probablemente de primera generación, de Homo Sapiens y Neanderthal. En realidad tal vez los Neanderthales no se extinguieron sino que quedaron subsumidos en la nueva especie, mejor adaptada a los nuevos tiempos del mundo posterior a las grandes glaciaciones.

Así que ya ven. Mientras algunos presumen de raza pura quizá haya un bisabuelo suyo que les esté observando muerto de risa, mientras se balancea en el árbol de la Evolución colgado de la cola y está pelando un plátano con sus manitas prensiles.

En la ilustración del post, fragmento de la representación de un combate entre mongoles y rusos, siglo XIII.

6 comentarios:

desencanto dijo...

Genial, y sin embargo cuanto odio genera la ignorancia. Es fácil despreciar a los demás para no mirarte a ti mism@, o para no ver las miserias propias.
Un saludo.

marta dijo...

¡Ay, Joaquim! Me temo que las cosas en Paleoantropología no son tan meridianamente claras.

La teoría de la hibridación entre neandertales y humanos es una manera estupenda de que se concedan fondos (y más en época de crisis) y primeras páginas en la prensa, es imprescindible vender la burra y hacerla pasar por yegua árabe. Y te dan Premios Príncipes de Asturias. Y se cobra un kilo por conferencia.

Pero no es nada más que una teoría que las investigaciones sobre ADN mitocondrial se ha encargado de demostrar que no tiene salida. Hay una enorme discusión en este terreno y a ella no le es nada ajeno la competencia por exponer vistosas hipótesis que pueden llevar a la concesión de una mayor o menor número de fondos para investigar. Pero ésa es otra cuestión...

Ahora bien, hay una verdad indiscutible: todos los humanos actuales pertenecemos a la misma especie y subespecie, no hay más diferencias que las obvias adaptaciones a los distintos ecosistemas del planeta.

Por lo tanto, todas las creaciones ideológicas basadas en presuntas purezas raciales no son más que eso, fantasias de iluminados para usarlas en beneficio propio.

Joaquim dijo...

Joaquim dijo...
Un tema apasionante, Marta. Y tienes razón que hay mucho fantasma haciendo descubrimientos sensacionales...y cobrando su buenos dineritos por ello. Por ejemplo, hace un par de años un arqueólogo alemán "descubrió" nada menos que el palacio de la Reina de Saba en Etiopía; la cosa duró un par de semanas con titulares a todo trapo, y luego ni se ha vuelto a hablar del tema. Y el año pasado sin ir más lejos explotó una burda falsificación que relacionaba el primer cristianismo en la Península Ibérica con los fundamentos mismos del euskera.

Sin embargo creo que el tema Neanderthal= humano mucho más moderno de lo que hasta ahora se decía, dará nuevas sorpresas. Por ejemplo, me juego un gimlet en Boadas a que dentro de nada los paleoantropólogos nos van a poder explicar que los neanderthales tenían ritos funerarios, algo que hasta ahora se negaba porque eso se supone es privativo de los "hombres-hombres".

Claro que desde que sabemos que hay chimpancés en África central que celebran ritos funerarios por sus muertos y que de algún modo organizan verdaderos duelos en el seno del grupo familiar, como que esto de poner límites radicales entre lo humano y lo animal se está quedando en nada.

Saludos cordiales.

marta dijo...

Joaquím, me temo que los neandertales eran humanos como nosotros, sólo diferenciados en la subespecie:
ellos, Homo sapiens neandertal
nosotros, Homo sapiens sapiens

Y sí tenían rituales de enterramiento bien definidos, como ha podido localizarse en distintos yacimientos, muchas de ellos sin alteraciones postdeposicionales que han permitido definir sus principales características. Sobre todo se han localizado en Próximo Oriente y en Europa: Shanidar, Amud, Roc de Marsal, Chapelle-aux-Saints y Kebara, por citar los más destacados.

Enterraban individuos de todas edades, desde fetos hasta ancianos, incluso algunos autores hablan de auténticos cementerios dado el elevado numero de individuos localizados en ellos, como en los casos de Shanidar o La Ferrasie.

La cuestión es que existe cierta tendencia a buscar una diferencia cognitiva que permita distinguir a los neandertales de los "humanos de verdad", es decir, los actuales, que no es sino la manera de perpetuar idearios del tipo los blancos son superiores y similares zarandajas.

Puede leerse algo de este asunto en el siguiente artículo:
The Neanderthal dead: exploring mortuary variability in Middle Palaeolithic Eurasia


Y en otro orden de cosas, me permito sugerir la lectura del libro llamado El clan del oso cavernario, de Jean Auel. En esta novela se describe un documentadísimo panorama del momento de convivencia entre ambos humanos. Insisto, es novela documentada, pero con ideas muy significativas. Hay hasta 5 libros más, en una suerte de saga, pero realmente el bueno es éste que cito.

Joaquim dijo...

Maravillosa novela, Marta, que disfruté horrores hace unos años. Pues mira, me apunto el releerla esta verano.

Y ya puestos a dar sugerencias sobre el tema, recomiendo ver la película "En busca del fuego", que aborda con inteligencia y verosimilitud los primeros contactos entre Cromagnon y Neanderthal. La trama es sencilla: un clan de neanderthales al que se le ha apagado el fuego que atesoran envía a tres jóvenes a hacerse con una nueva llama. En el camino encuentran a una muchacha Sapiens, que les deslumbra con sus habilidades y conocimientos. Más que un choque de civilizaciones, lo que se produce entre ellos es un examen curioso entre gente que comienza a darse cuenta de que el mundo no acaba en su entorno clánico.

Los diálogos intentan reproducir -con mucha efectividad- el lenguaje rudimentario y gutural propio de estos antepasados.

Quizá la escena de mayor belleza sea aquella en la que la chica cromagnon enseña a reír a los tres jóvenes neanderthales...

marta dijo...

La conozco, es todo un clásico entre los estudiantes de Prehistoria de la época de su estreno. También se hizo una película con El Clan del Oso, y bastante bien hecha, por cierto.

Joaquim, tal vez le interese ver este programa, son 17 minutos de personas muy sabias en el asunto:

El ocaso de los neandertales, centenario de la Cueva del Castillo