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A los asesores de Zapatero que indujeron el pacto con la derecha mediante el cual se le ha entregado a ésta el gobierno de la judicatura, deberían colgarlos de los huevos en una plaza pública.
Dices que “nos encontramos en un momento cuando menos curioso, con USA interviniendo el libre mercado y China realizando inversiones en un Banco capitalista.” Y tanto que es un momento curioso. Es el momento en que se han ido a tomar por culo los presupuestos ideológicos (en el sentido marxista del término, y también en el corriente) en que se basaba esa secreción intestinal cagarrutada por beneficiarios y propagandistas del capitalismo más salvajemente manchesteriano, y que se ha dado en llamar, con evidente abuso, “pensamiento” neocon. Y ha sido precisamente la praxis neocon en la gestión de la crisis económica, coincidiendo con su ocaso político, la que ha enterrado a paletadas dicho “pensamiento”.
Desde la presidencia de Reagan se ha estado vendiendo la moto de que para crear riqueza y puestos de trabajo hay que dejar libertad absoluta a los “mercados financieros”, ésos entes etéreos y tan buena gente que ellos solitos se autorregulan, premiando a los inversores audaces y jodiendo a los timoratos, pero siempre velando a través de un sutil, misteriosísimo e invisible mecanismo por la buena marcha de la economía general. De la economía productiva los neocon no hablan, les importa una mierda -entre otras razones porque en USA está reventada desde la crisis petrolífera de 1973-, y por supuesto, a los asalariados que les vayan dando; y sí, les han dado con todo, pobretes, salvo a los empleados en el complejo industrial-militar, el único sector productivo en USA que crece a toda velocidad, gracias a las necesidades generadas por la hiperagresiva política imperialista desarrollada en la etapa neocon.
En fin, todo ha resultado una inmensa mentira basada en la venta de humo de colores: bonos-basura, hipotecas-basura… economía-basura (en España hemos tenido dos pinceladas, una Terra y la otra Fórum Filatélico). El sistema en que se basan los gestores de estos tinglados para ganar miles de millones es una variante puesta al día del timo del toco-mocho: yo te vendo este zurullo por mil dólares y te juro por Snoopy que mañana vas a encontrar otro listo al que se lo podrás revender por cinco mil, y de aquí a una semana a ése se lo quitarán de las manos por diez mil, y así sucesivamente. Obviamente el zurullo es sólo un zurullo, y su valor por tanto es cero, pero como hay dinero circulando y los bancos dan créditos simplemente con ir a pedirlo vestido de Armani y llevando zapatos de piel de cocodrilo, pues “p”alante”. Recuerden aquello de Marx a lo que Antonio Machado le puso un verso: no es lo mismo valor y precio. Valor de un zurullo: cero; precio: el que pidas y te paguen.
Pero un día alguien grita que esto que me han vendido por un millón de dólares es un zurullo de mierda (y perdonen la redundancia), y ahí se rompe la cadena. La jodimos. Inmediatamente el castillo de naipes se derrumba, y el zurullo virtual provoca un agujero negro muy real en la economía, que inmediatamente se intenta tapar con el dinero de todos… de todos los que jamás han olido un dólar en el negocio, claro. Los otros, los responsables, ya están en las Bahamas o en Tahití contando billetes.
Y en ésas estamos. Como en el timo de la estampita, alguien abrió el sobre que supuestamente contenía el dinero y ha visto que dentro sólo había recortes de periódico. Bueno, pues los amiguetes de los timadores (el Gobierno USA y sus voceros en el mundo) nos dicen ahora que hay que llenar entre todos el sobre con dinero del de verdad. ¿Que les parece?.