El presidente Obama acaba de lanzar la propuesta de un impuesto para multimillonarios que ingresen más de un millón de dólares al año. La idea no es en puridad suya sino de Warren Buffett, un millonario inversor en Bolsa -un especulador, por tanto-, que ejemplificó gráficamente el asunto hace unos meses: no es sostenible económicamente para un país que mister Buffett pague menos impuestos que su secretaria.
La originalidad de Buffett es que ha ido a la raíz del problema en lugar de quedarse en la superficie, como sucede habitualmente cuando se trata este tema. Y es que el problema al que nos enfrentamos no es moral -aunque por descontado sea indecente que los ricos paguen menos impuestos que los trabajadores- y ni siquiera político o social, en la medida de que sea cual sea la ideología de cada uno solo los enfermos mentales como el broker retratado en American Psycho pueden asumir con total tranquilidad que el mundo se vaya al carajo mientras ellos sigan ganado dinero a espuertas.
El problema es económico, y como tal hay que enfocarlo. Ni EEUU ni ningún otro país capitalista sea avanzado, emergente o incipiente, puede permitirse el lujo de renunciar a poner impuestos a sus ricos en un momento como el que estamos viviendo. A esto la señora Cospedal lo llama "demagogia", pero el resto de los mortales lo llamamos simplemente sentido común. Claro que si la señora Cospedal tuviera sentido común probablemente cerraría la boca para siempre y se metería monja de clausura en un convento de Toledo, que seguramente era el destino que su dios le tenía reservado antes de que la presidenta castellano-manchega sintiera la llamada, al parecer más irresistible para ella, del dinero y el poder.
Ocurre que si el Estado quiebra y se descompone -y en EEUU lleva meses amagando con su descomposición inminente-, no va a haber Cuerpo de Marines suficiente para proteger las vidas y haciendas de tanto emprendedor cuya fortuna es la envidia de aquellos a quienes tras despojarles de su trabajo, su casa y hasta de su seguro médico quien lo tuviera, ahora les están saqueando sus últimos ahorros. En EEUU como en el resto del mundo capitalista, gracias a la presunta crisis los ricos son cada día más ricos y los pobres cada día más pobres. Y sin embargo cada día los pobres contribuyen en mayor medida al fisco, en tanto la aportación de los ricos disminuye con mayor velocidad si cabe. La prueba es que mientras millones de norteamericanos siguen perdiendo sus empleos y sus casas, no cesan de crecer las ventas de los automóviles de lujo en ese país. En España por cierto, y de modo paralelo, la venta de automóviles corrientes está prácticamente paralizada, pero jamás antes se habían vendido tantos automóviles de gama alta como en los últimos meses.
La inconsciencia de los ricos suele ser proverbial, pero Buffett y algunos colegas europeos comienzan a emitir señales de que esto realmente puede irse al diablo. Porque seamos serios, de no ser realmente así ¿de veras creen ustedes que habría un solo multimillonario proponiendo que le subieran los impuestos?.
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