Centenares de miles de personas tomaron este domingo las calles de toda España. Hombres y mujeres, jóvenes y mayores, estudiantes, trabajadores, parados, las clases populares, los intelectuales (250 han suscrito un manifiesto en Catalunya denunciando el "miedo y la histeria" que atenazan a la derecha catalana y a su Gobierno de la Generalitat). Todos a la calle sin banderas ni insignias, gritando eslogans imaginativos y bajo pancartas unitarias. Unidos contra el capitalismo ladrón, sus cómplices activos y sus gobiernos rehenes.
Solo en Barcelona se manifestaron más de cien mil personas. Decenas de miles en Madrid. Miles y miles en otras ciudades y poblaciones. Una marea humana que ha anegado las infamias, calumnias y provocaciones (en Barcelona uno de los esloganes más coreados ha sido la petición de dimisión y el procesamiento de Felip "Dencàs" Puig; este chico acabará tarde o temprano con el culo sentado en un banquillo judicial, ya verán). La inteligencia de Rubalcaba al controlar la respuesta policial (recuerden: "la policía está para resolver problemas, no para crearlos") ha evitado provocaciones a cargo de infiltrados, policiales o no, como sucedió durante la manifestación ante el Parlamento de Catalunya hace unos días.
Por cierto, dado que en las manifestaciones del movimiento se habla de problemas reales, no ha habido en todas ellas ni la más mínima alusión a la famosa autodeterminación, "derecho inalienable de los pueblos sojuzgados por el Estado español". Será que la gente ya no está para tonterías.
Mientras, la derecha se muestra aterrorizada ante la expansión del movimiento, y la izquierda no sabe qué decir ni qué hacer. Los medios de la perrera mediática llevan días ladrando contra las movilizaciones; según escribía la semana pasada César Vidal, uno de los "portacoces" fascistas españoles más eminentes, las manifestaciones de ayer eran un "golpe de Estado organizado por Rubalcaba". Tienen miedo al pueblo en la calle, obvio. La izquierda, por su parte, sigue descolocada en relación con el movimiento, fluctuando entre la simpatía, el recelo y el oportunismo.
La calle se mueve en España, y esa es la primera derrota de los llamados mercados y de sus secuaces españoles. "No más Botín para Emilio", animaba una pancarta en Madrid, haciendo un juego de palabras con el apellido del presidente del Banco de Santander, Emilio Botín; en definitiva, se ha acabado nuestra paciencia con quienes han provocado la crisis, se lucran con ella y encima pretenden que los demás paguemos los platos rotos.
Incluso un Gobierno tan abrasado y carente de futuro como el de Zapatero, haría bien en tomar nota de que su pueblo ha echado a andar para hacerle tragar sus "reformas" y sus genuflexiones ante los criminales cuyas manos mecen esos muladares que llaman mercados.
En la imagen que ilustra el post, un aspecto de la manifestación habida ayer en Barcelona.
2 comentarios:
Efectivamente, la gente no está para tonterias, y los indignados, lógicamente, están por lo que están.
Pero no es menos cierto que en Barcelona hubo el año pasado una manifestación ( ya se que un millon no habia, nunca ha habido un millón ) con el lema de "pel dret a decicir". Digo yo que, poniendo que hubiera 400.000, ¿ quieres decir que, al menos la mitad, no eran partidarias de la autodeterminación?. Las cosas en su justo termino.
La derecha suele decir, ante leyes, iniciativas y propuestas de la izquierda, que ahora no toca y que el pueblo no lo pide; si somos mínimamente justos, también habrá que convenir que al igual que no toca plantear en serio la soberanía de Catalunya ( no digo que no ) tampoco tocaría plantear la memoria histórica, el aborto, el matrimonio entre homosexuales etc. Yo, en la calle, grandes massas pidiendo todas estas cosas no he visto nunca. Incluso, hablando de autodeterminaciones, y exeptuando Pais Vasco y Catalunya, tampoco había un clamor por el autonomismo.
Hombre, si nos ponemos así, yo masas pidiendo democracia tampoco he visto muchas en mi vida, la verdad.
Un servidor estuvo en la mani del "Milió de segadors" en 1977, y ni de coña hubo allí más de 100.000 o 200.000 personas. La del año pasado a la que te refieres dudo mucho que superara los 100.000 asistentes, y eso en plan generoso; es una cuestión de metros cuadrados ocupados y densidad de personas por metro cuadrado. La mayor mani habida en España en todos los tiempos fue la de Barcelona contra la Guerra de Irak unos meses antes de la invasión, de la cual fui también testigo directo (en realidad, durante tres horas estuve clavado sin poder moverme ni casi respirar en Pg de Gràcia/Provença), y en la que probablemente se superó el millón de asistentes.
El comentario viene a cuento del rechazo epidérmico que suscita el movimiento de los indignados en nuestros medios independentistas e incluso moderadamente catalanistas. El calificativo "no son dels nostres" y el "però que vol aquesta gent?" está omnipresente en los foros de la muchachada soberánica. E insisto: la gente no está para tonterías autodeterministas teniendo delante de las narices el paro galopante, la quiebra de la economía real, la avaricia criminal de los mercados, la incompetencia y sumisión de los políticos de todos los colores al "diktat" capitalista salvaje, etc. Cuando la vida de la gente está presidida por estas cosas, es posible que hasta el fútbol comience a decaer; cuanto más las superestructuras ideológicas hueras de contenido real que ni siquiera ofrecen la posibilidad de identificarse con triunfos ajenos.
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