Resulta que estamos en el año del centenario de la CNT. ¿Ustedes lo sabían? Yo me enteré ayer, mientras buscaba información de carácter histórico en la web del sindicato anarcosindicalista español.
Y es que la Confederación Nacional del Trabajo se fundó en Barcelona el 1 de noviembre de 1910. Cien años, como digo, un número redondo, una buena excusa para mirar atrás y hasta para hacer balance del camino recorrido; para recordar, para elogiar y para criticar. Sucede que los medios de comunicación de masas no se han dado por aludidos. ¿Boicot a este viejo sindicato? Pienso que es mucho peor: puro desconocimiento, alegre ignorancia del pasado y de sus protagonistas en la lucha por la emancipación de los trabajadores y también por la libertad y la democracia; recuérdese su papel durante la guerra de España participando incluso en el Gobierno legítimo, o el combate directo que llevó esta gente contra la dictadura franquista.
Obviamente pues, de la CNT se pueden decir muchas cosas, pero no que haya pasado desapercibida a lo largo de este siglo convulso de historia española, en la que los anarcosindicalistas han estado bien presentes y activos. Entonces ¿por qué el silencio mediático, político y académico que envuelve su centenario? Seguro que el anarcosindicalismo no pasa sus mejores horas, pero aunque fuera exclusivamente desde el punto de vista histórico valdría la pena haber dado al acontecimiento el relieve que merece.
Personalmente no puedo ocultar mi simpatía por esta gente, a las que desde la "izquierda autoritaria", como nos llamaban antes los anarquistas a los de izquierdas "políticos", es decir de raíz marxista, se suele mirar por encima del hombro y con cierto desprecio intelectual. A menudo se considera al anarquismo, y probablemente lo fue en su momento, una ideología propia de masas pre-políticas, de escasa o nula formación, incapaces de entender que la liberación de los oprimidos solo llegará cuando éstos consigan poner a disposición de su proyecto histórico todos los recursos y resortes del Estado.
Sea como sea, en España no puede entenderse nuestra historia contemporánea colectiva sin la influencia del anarcosindicalismo en amplias capas de las clases trabajadoras y populares. Es increíble, pero aún no se ha hecho un estudio académico que confirme datos tan esenciales para el desarrollo político y social de este país, como el que en tiempos de la II República dependiera por completo de ellos el triunfo o el fracaso electoral de las izquierdas: cuando los anarquistas votaban (elecciones de 1931 y 1936) la izquierda "política" ganaba sin problemas, y cuando se abstenían ganaba sin paliativos la derecha (1933). En la Transición a la democracia de los años setenta y ochenta, todo este "voto anarquista" fue incorporado por el PSOE en Andalucía y Catalunya, los dos bastiones históricos anarcosindicalistas; el éxito de los socialistas se basó fundamentalmente en retener ese voto elección tras elección durante los años ochenta y noventa.
Para mí la CNT irá siempre vinculada al recuerdo de dos familiares directos. El primero, el de mi abuelo paterno, Joaquín, uno de los miembros más activos de la colectividad agraria anarquista en su pueblo aragonés, en 1936-1937. El otro, el de Mariano Carilla Albalá, primo hermano de mi abuelo materno, el hombre que terminó en Mauthausen luego de una vida dedicada a la lucha por los ideales anarcosindicalistas. Sé de ambos que fueron hombres buenos, queridos por quienes les conocieron, y fieles hasta el final a su idea.
Felicidades pues a la CNT y a sus adherentes, y que sea por muchos años más.
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