
domingo, 19 de julio de 2009
viernes, 17 de julio de 2009
La nueva financiación catalana y la hipocresía españolista

Suele ocurrir en España que las iniciativas que parten de Catalunya son acogidas con gran escándalo por la derecha y buena parte de la izquierda "de ámbito estatal". Cualquier propuesta catalana destinada a mejorar el nivel de autogobierno es acogida de inmediato como un egoísta e insolidario intento de “los catalanes” de apropiarse en beneficio propio de lo que es "de todos los españoles".
Así sucedió por ejemplo con el nuevo Estatut, saludado por el españolismo de todos los colores como una tuneladora a reacción que pretende adentrarse en las entrañas de los Presupuestos Generales del Estado para barrenarlas, además de ser instrumento de la ruptura y desaparición de España como concepto político-jurídico. La guerra en su contra fue tan feroz, que se cobró la cabeza del entonces president de
Con la financiación autonómica pasa exactamente lo mismo. Políticos y publicistas catalanes se han (nos hemos) empeñado en explicar desde hace años que a Catalunya el traje autonómico le revienta por las costuras hace mucho tiempo, y que es imposible que funcionen servicios sino hay recursos asignados suficientes. Las infraestructuras, los equipamientos y las prestaciones sociales que percibe el ciudadano residente en Catalunya pierden calidad de modo acelerado, proporcional a la creciente falta de fondos para hacer frente a los gastos que comportan. Y sin embargo somos una comunidad que contribuimos con un esfuerzo fiscal muy notable al sostenimiento del Estado y de otras comunidades autónomas que no tienen nuestra capacidad de generar recursos vía impuestos directos o indirectos. Sucede que los catalanes pagamos mucho más de lo que recibimos, y eso no es justo; y desde luego, no hace falta ser nacionalista para darse cuenta de que además de ser injusto resulta discriminatorio y a la larga, catastrófico.
Da risa oír a políticos españoles del PP, PSOE o IU invocar la famosa “igualdad” entre todos los ciudadanos españoles, como argumento presuntamente irrefutable contra la pretensión catalana de que se reestablezca un equilibrio real entre lo que aporta Catalunya al conjunto del Estado y lo que recibe de éste. Más que nada porque esa “igualdad” que invocan es esencialmente generadora de desigualdades, en la medida de que pretende poner en el mismo nivel lo que son magnitudes que no admiten comparación. Pretender por ejemplo, que para ser “iguales” como españoles un jubilado de Villanueva de
Con los servicios públicos ocurre exactamente lo mismo. No es sólo que sus costes en Catalunya sean superiores a los que tienen en otras comunidades, que lo son y mucho, sino que al aumentar de modo exponencial sus usuarios en los últimos años y no ser financiados de modo adecuado, se están degradando de un modo alarmantemente acelerado y en algunos casos, difícilmente recuperable. Sin ir más lejos, la sanidad pública catalana que fue pionera y vanguardia de la española durante décadas, se encuentra ahora prácticamente al borde del colapso porque carece de recursos no ya para mejorar, sino simplemente para mantener los niveles de servicio que viene prestando. Para conocer cómo desde hace años el edificio de los servicios públicos, esos que conforman el núcleo duro del Estado del bienestar, se está cayendo a pedazos en Catalunya, basta dar un vistazo a los libros y artículos del profesor Vicenç Navarro; de punta de lanza, estamos pasando a ser furgón de cola de España en todos esos rubros.
La irritación de los catalanes proviene del hecho de que los recursos existen y están muy cerca de nosotros: son los impuestos que pagamos entre todos los residentes en esta comunidad. Salvo la minoría independentista, nadie en Catalunya plantea que los impuestos pagados por los catalanes deban revertir de modo exclusivo en el país; muy al contrario, lo que se dice es que debe existir una proporcionalidad entre lo que se aporta y lo que se recibe. Y desgraciadamente esto no es así.
La nueva financiación catalana pactada ahora no es en realidad ni siquiera un paso hacia el concierto autonómico al modo vasco, sino tan sólo el parcheo -destinado a durar más o menos una década- de un problema que siendo esencialmente económico, fuera de Catalunya se reviste de ideología para negarlo y combatir cualquier posible solución que modifique la situación actual. Porque el Estado y algunas comunidades autónomas entienden que cualquier mejora en el retorno a los catalanes de una parte de los impuestos que pagan éstos, va a ir directamente en detrimento de sus propios intereses. Es entonces cuando tocan a rebato la campana del somatén catalanófobo para reclamar “igualdad financiera” entre “los hombres y las tierras de España”, eufemismo que traducido al castellano significa lisa y llanamente que no están dispuestos a perder fuentes de financiación de sus privilegios.
martes, 14 de julio de 2009
Destruir la sanidad pública madrileña tiene un coste en vidas humanas

En realidad el error terrorífico cometido en este caso, es previo: la voladura sistemática de la sanidad pública en Madrid (véase a modo de ejemplo el caso Montes), acometida por el Gobierno autonómico que encabeza la señora Aguirre, que tiene al personal sanitario de esa Comunidad en estado de pánico e irritación permanente. Destrozar el prestigio y el funcionamiento del sistema de salud público madrileño tiene consecuencias como la comentada; y esto es sólo el principio, habrán más casos por desgracia.
Me dice gente que sabe que empiezan a llegar de Madrid “refugiados sanitarios”, es decir pacientes del sistema público sanitario de ésa ciudad que con la complicidad de sus médicos logran que les trasladen a Barcelona para ser tratados aquí, incluidos enfermos terminales que quieren evitarse calvarios como los que han tenido que vivir algunos tras el caso Montes.
Por cierto, ¿imaginan ustedes el cristo que el PP y la perrera mediática habrían organizado ya si Dalilah y su bebé hubieran muerto en el hospital barcelonés de Vall d’Hebrón, un poner?. Dios, se me ponen los vellos de punta sólo de imaginar los titulares, en los que seguro saldría a relucir el gobierno tripartito catalán.
Pero claro, ya sabemos que a la derecha y a sus portacoces “provida” lo único que les preocupa es la salud de los “nasciturus”. A los ya nacidos que les vayan dando, y que empiecen a pagarse la medicina privada en cuanto su madre les ponga en el mundo. Son así de hijos de perra, los "liberalizadores".
viernes, 10 de julio de 2009
Negras juegan y proponen: el PNV mueve pieza con maestría

Apenas comienzan a sonar los primeros chirridos en esa inverosímil coalición de facto y contranatura que sostiene al lehendakari Patxi López, el PNV se ha adelantado sacando la caballería en vez de mover un cauteloso peón. El ofrecimiento de un pacto de legislatura a los socialistas vascos hecho por los nacionalistas, ha tenido sin duda la virtud de de conseguir atraer la atención de todo el mundo político vasco y español justo en el momento preciso.
Y es que el escenario y el instante están muy bien elegidos. El PP español es en estos momentos un púgil con la cara intacta pero con el hígado muy castigado por los golpes. El aireamiento imparable de la corrupción económica y sobre todo moral, en la que viven las administraciones gobernadas por el partido de la derecha extrema/extrema derecha española lo está minando de modo progresivo, lento pero inexorable. Ganar por mucho menos margen del esperado las elecciones europeas, recuperar Galicia por los pelos y contribuir desde fuera a desalojar al PNV del Gobierno vasco, es un pobre balance político con el que intentar contrarrestar el daño enorme que está sufriendo el PP al ir aflorando uno tras otro una cascada de escándalos político-económicos interrelacionados, que están anegando en porquería cuanto tiene que ver con el partido neo/post-franquista. Progresivamente pues la derecha española va ensimismándose en sus problemas, y dejando de prestar atención a lo que sucede fuera de su piel.
El PNV por su parte, ha sabido hacer rápido el duelo por la etapa Ibarretxe. En realidad se diría que la salida de la política del ex lehendakari nacionalista ha sido acogida incluso con alborozo dentro de su propio partido, y no sólo por sus rivales internos. Quien lo dude sólo tiene que ver lo razonable que se ha puesto Joseba Egíbar desde que Ibarretxe ya no está ni se le espera, y lo callado que anda el antaño tonante Xabier Arzalluz. Pero yendo a lo que importa, que en resumidas cuentas es desentrañar las razones del movimiento hecho, según Josep Ramoneda la oferta nacionalista es una jugada de gran estilo y llena de veneno; ambas cosas seguramente son ciertas. Y eso sí, seguramente hay en ella más sinceridad e incluso la necesidad de ser creíble y creído, de lo que pueda parecer a primera vista.
Intentaré explicarlo. No cabe duda de que como dice Ramoneda, el PNV ha analizado la situación y al ver que Patxi López tiene posibilidades de consolidarse, ha decidido que bajo ningún concepto puede quedarse fuera de la partida. Es cierto que en los próximos años no hay peligro de que el PSE logre por sí solo una mayoría parlamentaria que le permita gobernar cómodo en solitario, y que es simplemente imposible que el PP forme parte algún día de un Gobierno vasco y ni siquiera de una mayoría parlamentaria oficializada. Pero no es menos cierto que el nacionalismo burgués vasco (que una vez extinguida de hecho EA vuelve a encarnar el PNV en exclusiva), no puede permitirse el lujo de quedar fuera de juego viendo como "los otros" re-construyen un Euskadi diferente a su propio modelo. El PNV necesita participar en esa re-construcción, pactar sus términos y sus límites, porque se juega mucho y también porque representa mucho. Alguna vez he escrito que la política y el futuro vascos sólo tiene dos actores imprescindibles, el PNV y los socialistas vascos; todos los demás, absolutamente todos los demás, incluida desde luego la llamada "izquierda" abertzale, tanto la directamente proetarra como la no violenta ahora agrupada en torno a Aralar, son perfectamente contigentes.
En resumen, el PNV, que juega con las negras esta legislatura y probablemente la siguiente, ha movido pieza usando una apertura inteligente y agresiva (en el sentido ajedrecístico de la expresión). El reto está lanzado, pero en realidad López sabe que esto es sólo el principio, una invitación a comenzar a explorar el tablero. Las cosas han de madurar mucho todavía, y ha de pasar tiempo para que se vaya consolidando el nuevo juego que ahora está comenzando.
Eso sí, si hay alguien satisfecho en estos momentos, esos deben ser los líderes de los socialistas guipuzcoanos. El diseño político de largo alcance creado por los Eguiguren y compañía se está cumpliendo paso a paso de modo inexorable.
miércoles, 8 de julio de 2009
Patricia Highsmith y Tom Ripley, una pareja de cuidado

martes, 7 de julio de 2009
Ryanair, el rey de los vuelos-basura

lunes, 6 de julio de 2009
El sainete hondureño

sábado, 4 de julio de 2009
viernes, 3 de julio de 2009
Espías de hojalata

jueves, 2 de julio de 2009
El futuro de Mariano Rajoy, en manos de Luis Bárcenas

Hace dos o tres noches el periodista Miguel Angel Aguilar dijo en “Hora 25″ que si Rajoy no echa a Bárcenas, sólo puede ser por dos motivos:
1)Rajoy lo sabe todo de Bárcenas, y está convencido de que su inmaculada inocencia pronto resplandecerá cegadora.
ó 2) Bárcenas lo sabe todo de Rajoy, es decir, lo tiene cogido por los cataplines.
Aguilar no ahondó en el tema, pero apuntaba obviamente hacia la segunda opción ya que la primera es imposible, como reconocen los propios dirigentes del PP. Hasta el propio Jiménez Losantos (!) lo considera un corrupto al tesorero del PP.
Reflexionemos:
El tesorero de un partido de ámbito “nacional” está en el centro de una trama que se dedica a la corrupción al por mayor en las Administraciones de más relieve y presupuesto gestionadas por su partido. Esa red de políticos corruptos en metástasis no puede existir ni funcionar si la dirección del partido no está al tanto y de algún modo, participa en ello desde mucho tiempo atrás antes de que se haya descubierto el pastel.
Es metafísicamente imposible que Bárcenas, ombligo de la trama y por quien pasaban todos los hilos, esté enlodado hasta el cuello durante años en esa trama ancha y alta dentro del PP, y que sin embargo el máximo responsable del partido no sepa absolutamente nada de todo eso hasta que aparece el caso en los medios no controlados por la perrera mediática, y la justicia se ve obligada a tomar cartas en el asunto. En conclusión, Rajoy tiene que estar necesariamente metido hasta los codos por acción o por omisión, o de lo contrario es un ser vegetativo que vive en estado de coma permanente. Es evidente pues que Bárcenas le tiene, sencillamente, pillado.
Probablemente Bárcenas guarda documentos, grabaciones y otras pruebas que implican a Rajoy y a otros personajes del máximo nivel en el PP, y con los que debe haberles amenazado en caso de que le dejen caer. Como quiera que el procesamiento de Bárcenas ya es imposible de parar, será un espectáculo de primera asistir al afloramiento de ese material comprometedor, que probablemente pondrá en riesgo la continuidad misma del PP como partido o como mínimo forzará la retirada de la política de un buen puñado de dirigentes del PP.
En la ilustración, el genial Forges retrata el victimismo interesado del PP.
miércoles, 1 de julio de 2009
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos entierra políticamente a ETA

Digo que ando sumido en la perplejidad, porque en mi inocencia pensaba que el tratamiento que estos caballeros y damas dispensarían a dicha sentencia sería el mismo al menos que el que se le dio al asunto cuando la querella por la ilegalización de Batasuna fue admitida a trámite por el hasta ahora respetado Tribunal internacional, que me temo va a dejar de ser respetado de inmediato precisamente por quienes tanto se lo han puesto en la boca estos últimos meses, en tanto que instancia político-judicial de “justicia universal” que creían iba a bendecir el retorno de ETA a la política legal vasca con todos los honores habidos y por haber.
Tanto silencio resulta clamoroso cuando estamos ni más ni menos que ante la más importante derrota política de ETA en los 50 años de su existencia, y desde luego ante un golpe politicamente muy duro a la estrategia “equidistante” del nacionalismo burgués vasco (y perdón por la redundancia) ajeno a ETA.