Como en una de esas películas del Oeste en las que todo el mundo espera la llegada al poblado del pistolero más rápido de la frontera -unos le aguardan con pavor, otros con esperanza-, Alfredo Pérez Rubalcaba se presentó el domingo pasado como candidato del PSOE para las próximas elecciones generales. Fue el suyo un discurso medido, de corte socialdemócrata suave, pronunciado desde la seguridad en uno mismo que da saber que ha sonado tu hora. Rubalcaba, el último socialdemócrata, tiene ahora su oportunidad una vez que han fracasado los "progresistas" que entre 2004 y 2011 han gobernado con el recetario neoliberal en la mano. Entre paréntesis: que Alfredo haya sido vicepresidente de ese gobierno y pueda formular ahora sus propuestas socialdemócratas sin perder un ápice de credibilidad, es uno de los milagros de la política española; a cualquier otro ministro de Zapatero que hubiera intentado hacer lo mismo, le hubiéramos corrido a gorrazos sin piedad.
Pero Rubalcaba sí puede anunciar que los banqueros habrán de hacerse cargo de una parte de la factura de la crisis; que los más ricos deberán pagar un reinstaurado Impuesto de Sucesiones; que se luchará para acabar con los paraísos fiscales, donde anida el dinero sucio y se esconde el evadido; y puede sostener que la ignorancia es más cara que la educación pública, y que jamás firmará nada que cuestione la sanidad pública. Y que le crean todo eso. Lo hará o no lo hará, pero se le cree. Más que nada porque sino lo logra Alfredo, al Estado de Bienestar español no lo salva ni Dios.
Naturalmente el Partido Popular se ha puesto de los nervios. Porque con Rubalcaba enfrente no vale la estrategia de dormir la siesta (no decir ni hacer nada) hasta que el poder les caiga en la mano como fruta madura. Hábilmente Rubalcaba se ha ido del gobierno ya, no porque lo pidiera el PP sino porque es lo que le favorece más tanto si Zapatero convoca elecciones para el último domingo de noviembre como si decide agotar la legislatura, prolongándola hasta el mes de marzo. Al salirse del gobierno ahora, Rubalcaba gana espacio y autonomía para ir emitiendo ese mensaje socialdemócrata que apuntó el domingo, aunque la primera gran damnificada vaya a ser la actual ministra de Economía, Elena Salgado (a Zapatero ya nada le puede perjudicar más), cuyas políticas neoliberales se contrastarán día a día con las propuestas de Rubalcaba. Y desde luego el PP quedará retratado, ya que naturalmente deberá contestar a Rubalcaba recitando sus mantras ultraneoliberales más o menos silenciados ahora, entre los cuales la destrucción de los servicios públicos y su puesta en manos de oligopolios privados ocupa un lugar de honor. Rubalcaba obligará al PP a hacer aflorar su "programa oculto".
Y es que por primera vez desde mediados de los años noventa estamos frente a propuestas de política económica que abren reales políticas sociales, de las que implican transformaciones que modifican la sociedad o actúan en defensa de las conquistas logradas: que los ricos paguen impuestos y devuelvan una parte de los beneficios, que se triture los lugares donde esconden su dinero, que la educación y la sanidad sean realmente para todos y no solo para los privilegiados, etc. Si ese es el programa de Rubalcaba, nada está decidido ni escrito.
Y es que por primera vez desde mediados de los años noventa estamos frente a propuestas de política económica que abren reales políticas sociales, de las que implican transformaciones que modifican la sociedad o actúan en defensa de las conquistas logradas: que los ricos paguen impuestos y devuelvan una parte de los beneficios, que se triture los lugares donde esconden su dinero, que la educación y la sanidad sean realmente para todos y no solo para los privilegiados, etc. Si ese es el programa de Rubalcaba, nada está decidido ni escrito.
Lo mejor de Rubalcana es que no es hombre que se empeñe en batallas simplemente para hacer "un buen resultado". Alfredo es de los que cuando salen al terreno de juego, lo hacen para ganar. Realmente, en el PP hacen bien en estar muy preocupados.
En la imagen que ilustra el post, Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno español.
En la imagen que ilustra el post, Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno español.
3 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo, Joaquim: Rubalcaba es el único que puede conseguir dar un cierto vuelco a unas perspectivas electorales que se presentan bastante dramáticas para el PSOE. Y el PP ya puede ir espabilando, que HAY partido, nada está ganado de antemano.
Sin embargo, me pareció que el discurso de Rubalcaba hacía énfasis en los temas a los que más sensible puede ser el electorado más claramente de izquierdas. Pero la masa social más centrada, que puede votar a PP ó PSOE dependiendo de las ocasiones y las circunstancias, no se vió reflejada en el discurso.
Con esa estrategia, podrá "limitar los daños" y recuperar un electorado de izquierda que el PSOE de Zapatero ha acabado perdiendo. Pero para ganar las elecciones deberá convencer, también, a los "indecisos" más de centro.
Lo cierto es que Rubalcaba tiene una forma de explicar las cosas que convence.
Porque se le entiende todo.
Saludos.
José María
Si no cumplen sus promesas tod@s a la cárcel. No vale engañar a la gente. Lo malo, Rubalcaba, frente a lo peor, el PP.
¿Qué futuro nos espera?
La nueva ley electoral no debe permitir perpetuarse en el poder, de forma forzada por los intereses de partido, a sus componentes.
Hablaremos de la propuesta de ley electoral que ha hecho Rubalcaba, y del famoso modelo alemán. Es bueno, pero está lleno de trampas para cazar minorías...
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